Bueno. En campaña electoral siempre hay más camello. Uno de esos trabajos es el de los “gestores” de campañas. Son esos pelados que cargan banderas del candidato en las esquinas más concurridas y reparten souvenirs a los ciudadanos. Es un trabajo pesado. Pero, bueno, en épocas de vacas flacas todo vale.
Ahora, ojo. He trabajado en varias campañas. En algunas me fue bien. En otras, de a patas. Sin embargo, hay un patrón que se repite. Los pobres muchachos suelen recibir promesas de pago. Pero esa guita nunca llega.
Se fajan más de 45 días para posicionar la imagen del candidato. Y hay vivos que, aprovechándose de su ingenuidad, nunca les pagan. Así que, aquí va un consejito. Si van a trabajar en una campaña, pidan el pago adelantado. No estaría mal un 80% de inicio y el 20% restante al finalizar.
Lo mismo aplica para videógrafos y fotógrafos. Durante la campaña, prácticamente conviven con el político. Les exigen campañas cinematográficas, pero, al final, les salen con un “Dios les pague”. O peor, les prometen un puestito que, por supuesto, nunca llega.
¡No! Discúlpenme si sueno un poquito brusco. Pero no sean pendejos. No se traguen el cuento de los candidatos abusivos. Algunos están acostumbrados a que la gente les camelle gratis. Y, mientras tanto, en casa las facturas no se pagan solas. Hay que llevar jama a los pelados. No importa si es junior. Aprendan a valorar su trabajo. ¡El tiempo no se regala!
Y esto también va para quienes tienen negocios. No dejen que les vean la cara. Hay candidatos que se asoman con labia para pedir sellos, letreros, lonas, estampitas, esferos y cualquier cantidad de cosas para regalar a los votantes. Luego desaparecen. Y los jodidos son ustedes, porque pierden la materia prima y nunca ven un dólar.
Así que alzando el pelito. En su partida de nacimiento decía: nació vivo, no shunsho. (O)