La apuesta electoral

Aníbal Fernando Bonilla

El año en ciernes tiene una connotación particular en el Ecuador, ya que transitamos por un período intenso en el plano electoral. Esto implica, en lo ideal, madurez y sabiduría para elegir en las urnas. Alcanzar una conducta democrática al momento de votar por los nuevos gobernantes de las funciones Ejecutiva y Legislativa. Además, tal situación conlleva a efectuar una somera disección de programas y planes de trabajo, análisis de perfiles y de las virtudes y potencialidades de los candidatos/as. Aspiramos a que la campaña no sea un acumulado infructuoso de insultos, una batalla campal de agravios y denuestos, sino que el escenario político genere las condiciones indispensables para la consolidación de un país tolerante, pluralista y heterogéneo, en donde la ciudadanía promueva sus derechos y sea responsable con sus deberes.

Podrá sonar inocente tal pretensión, pero ese debe ser el ánimo asumido por los ecuatorianos/as, en la perspectiva de superar dogmas y prejuicios que nos impiden visualizar con prospectiva al territorio en donde actuamos desde los diversos ángulos posibles. Aunque, en la practicidad esta campaña es el fiel reflejo de lo que la sociedad de consumo viene caracterizándose, o sea, una suerte de mercadillo de ofertas, en donde el mejor postor -desde la tarima, o más aún, desde las redes- emite un mensaje carente de contenido y cargado de mero espejismo. Hay desconocimiento de su posible rol, ya sea administrativo o parlamentario. Los candidatos/as, en su mayoría, no tienen preparación idónea para la función a la que están optando. Se reitera aquella criticada manera de selección proveniente de la farándula, la televisión y el fútbol. Tan solo conviene la acumulación cuantitativa de electores/as, desde el interés partidista. Los espacios de discusión de tesis son cada vez limitados. Menos aún, se toma conciencia de la importancia que implica el entramado ideológico: de las derechas e izquierdas en el escenario político. Se impulsa una falsía mediática en donde poco vale tales definiciones, regodeándose en una ambigua posición de “centro”.  

El mensaje debe estar encaminado a la prosperidad, a la vez que, al trabajo, desprendimiento y sacrificio. Todos/as debemos arrimar el hombro para que el Ecuador alcance el bienestar anhelado, conscientes de la vorágine de la modernidad y de la descarnada contradicción del monopolio capitalista, el cual no da tregua, y que tiene su representante proveniente de la rancia oligarquía guayaquileña. (O)

Lcdo. Aníbal Bonilla

Máster en Estudios Avanzados en Literatura Española y Latinoamericana. Máster en Escritura Creativa por la Universidad Internacional de la Rioja. Licenciado en Comunicación Social. Autor de varios libros.

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