Como existe una gran cantidad de políticos/as ignorantes, y otros ignorantes políticos, estos días me voy a centrar en algunas reflexiones de fondo con respecto a estos temas. Sin hacer historia de la política puedo decir que los orígenes entre la izquierda y la derecha que coinciden con el nacimiento de la sociedad capitalista, parten de una disputa de criterios entre quienes detentaban ciertos privilegios y entre quienes querían acceder a ellos. Los que ya tenían privilegios evidentemente querían seguir teniéndolos, lo que implicaba asegurar el poder instituido, mientras que los demás, lo impugnaban. Por un lado, conservadurismo, tradicionalismo y continuismo, y por el otro, cambio, transformación reforma y revolución. Se entiende que tanto derecha como izquierda configuraron en sus propios términos, conceptos como orden y progreso, y esta configuración es absolutamente ideológica y argumentativa desde varios puntos de vista. Siguiendo a José Antonio Pérez, desde un punto de vista epistemológico, la izquierda despliega una visión crítica de la sociedad y propone alternativas.
Desde un punto de vista ético, la izquierda asume principios como la justicia, la igualdad y la libertad para la vida digna de todos. Desde lo metodológico la izquierda asegura la participación política amplia y democrática con el real protagonismo ciudadano en sus propios procesos de emancipación, desde el punto de vista económico, la generación de riqueza más allá de las lógicas neoliberales de explotación del ser humano y de la naturaleza.
Desde la visión prospectiva, la ampliación de la democracia, recogiendo todo aquello que sirva para ampliar libertades, a través del feminismo, el ecologismo, la laicidad, en fin. Habría entonces que preguntarse si ahora, los que se dicen de izquierda realmente lo son, si los que cambian de opción ideológica como si fuesen “vehículos” están aptos para representar a sus electores, y si los que se dicen de derecha, quieren de verdad una transformación democrática de la sociedad. (O)
