Salvatore Raciti, de 58 años, de nacionalidad italiana, vive en la indigencia en las calles del Centro Histórico de la ciudad de Cuenca.
Actualmente permanece en la Plaza San Francisco.
Requiere ayuda, pues su estado de salud le dificulta la movilidad: padece artrosis, una enfermedad degenerativa que afecta las articulaciones, causando dolor y rigidez.
Salvatore Raciti se encuentra en una silla de ruedas y, por las noches, duerme sobre una acera.
Tiene complicaciones para mover las manos y los pies.
Relata que la artrosis es una enfermedad progresiva y que ya está en una etapa en la que no puede levantarse por sí solo; es muy dificil.
Salvatore Raciti está solo, no tiene familiares en Ecuador.
Estadía y molestias
Explica que, anteriormente, pagaba un alquiler en un hotel para dormir, pero ahora, al no poder caminar, sobrevive únicamente de la caridad ofrecida por transeúntes o algunos comerciantes de la zona de San Francisco.
Recuerda que llegó hace más de 20 años a Ecuador y que tuvo un restaurante en Quito, pero no le fue bien en la actividad económica.
Su situación es crítica: al no poder moverse, empuja de forma muy lenta su silla de ruedas con los pies.
Salvatore Raciti menciona que toma medicamentos para el dolor y la artrosis.
Además, utilice pañales para adultos. Sin embargo, al no poder desplazarse, no puede ir al baño, por lo que permanece durante tiempos prolongados con el mismo pañal.
Señala que su única forma de sobrevivir es permanecer en la calle, donde las personas bondadosas le dan alguna moneda.
Pedido Salvatore Raciti
Carlos Ávila, comerciante de la Plaza San Francisco, hace un llamado a las instituciones de ayuda social. Explica que el ciudadano duerme afuera y no viene. “No hay institución que se conduela”, reflexiona.
El comerciante recuerda que, cuando el italiano Salvatore Raciti estaba bien de salud, vendía pasta, esferos y otros pequeños objetos. Ahora, requiere ayuda.
Los habitantes de San Francisco señalan que Salvatore Raciti a veces es desalojado por uniformados que cuidan el espacio público, pero al no tener a donde ir, retorna a perdurar en los alrededores de esta zona de comercio. (I)
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