Imposible no conmoverse e indignarse con las dolorosas escenas de maltrato y violencia con que están ejecutándose las medidas supremacistas y nacionalistas del presidente Trump y que pretenden expulsar, de inicio, a un millón de los once millones de personas migrantes indocumentadas que viven en los EE.UU. Algunas de las ciudades con alta presencia de migrantes sin documentos como Nueva York, Los Ángeles, Nueva Yersey, Houston, Chicago, Atlanta, Denver, San Antonio, Miami y que tienen políticas migratorias más amigables que en otras partes del país, se han vuelto el escenario central de estas crueles e inhumanas redadas que olvidan que ese país se ha edificado a partir de la mano de obra barata y precarizada de la población latina. Mientras América Latina alza su voz exigiendo un trato con dignidad y respeto por los derechos de migrantes y refugiados, aún no vemos una reacción clara y contundente del gobierno ecuatoriano para defender los derechos de los connacionales y menos medidas emergentes para recibir a esta población que regresa en el peor momento de la historia política y económica del país, pese a que en el 2024 y en medio de una economía en recesión y niveles mínimos de inversión, las remesas superaron los seis mil millones y se convirtieron en la principal fuente de financiamiento de Ecuador superando el ingreso por créditos externos. El candidato presidente parece olvidar que su grotesca cercanía al gobierno de Trump –lacónico político desconectado de la realidad– no le hace inmune a sus políticas. (O)
Lcda. Ana Abad
Periodista, editora y correctora de estilo; es parte del grupo editorial Quillca editores. Ha publicado investigaciones sobre cultura popular y artesanías. Es directora de contenidos del Portal Digital Voces Azuayas.
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