Todos los habitantes de las ciudades dan por sentado que cuando van a los mercados, encontraran suficientes víveres a precios asequibles. Los consumidores no dan mayor importancia al abastecimiento y su distribución… Pero en tiempos de crisis, si se detienen a pensar en todo lo que se necesita para que los comestibles lleguen a sus mesas.
En un mundo en desarrollo la distribución de alimentos se complica de diversas formas y por distintas razones: sequias, heladas, plagas, crisis económica…paros que producen ineficiencias e interrupciones de los servicios; cuando esto ocurre, a pesar de que los efectos pueden ser temporales, es la población pobre y agricultores son los que más padecen las consecuencias.
Los técnicos creen que el rápido crecimiento urbano presenta enormes retos, para proporcionar alimentos inocuos y asequibles para que lleguen a nuestra mesa; puesto que al ir creciendo las urbes absorben los campos agrícolas de la periferia con el fin de construir en ellas nuevas viviendas, fábricas y carreteras. El mal estado de las carreteras toma más tiempo lo que se traduce en que los alimentos se echen a perder. Las ciudades van creciendo, por la migración a las ciudades, esto cambia la configuración demográfica de muchos lugares del planeta; y según cálculos oficiales en los próximos años el 90% del crecimiento demográfico tendrá lugar en las ciudades.
Los más vulnerables son los recién llegados de las zonas rurales en la que están luchando por adoptarse al entorno urbano, a saber, tales grupos suelen vivir hacinados en viviendas precarias de barriadas periféricas que carecen de servicios públicos básicos: electricidad, agua corriente, alcantarillado, carreteras y recolección de basura. Su situación es lamentable! (O)