Dia internacional de la mujer y niña en la ciencia.

El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la ONU, decidió establecer un Día Internacional anual para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología, a través de la Resolución A/RES/70/212 (UNESCO). Desde entonces, el 11 de febrero se celebra esta fecha con el objetivo de promover el acceso y la participación en la ciencia para mujeres y niñas.

Según Soraya Ruiz S, docente Coordinadora  de la UIDE, esta ocasión es una oportunidad para reconocer la participación de mujeres con un perfil de liderazgo en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas que han dedicado su tiempo y conocimientos para compartir sus investigaciones como aporte al desarrollo científico buscando romper estereotipos y perjuicios de género. A lo largo de la historia muchas han contribuido en el campo, sin embargo, no han sido reconocidas de forma oficial. Según las estadísticas solo 19 mujeres han conseguido premios Nobel relacionado con diciplinas científicas, es decir que solo un 3 % de estas distinciones han sido para mujeres, considerando que, según la UNESCO en la actualidad las mujeres son el 29.3 % de equipo investigador que existe a nivel mundial.

Para Ruiz, la participación de las mujeres en las carreras STEM (carreras vinculadas a ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas) empiezan desde la infancia. En los últimos cinco años, las mujeres científicas en el Ecuador han experimentado un aumento en su participación y reconocimiento. En el año 2017, la red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI) contaba con solo 10 investigadoras, y en la actualidad, este número se han incrementado a 450, provenientes de 20 universidades en el país.

De acuerdo con Verónica Miranda, catedrática de la UIDE, tras la celebración se esconde una cruda realidad: las barreras sistémicas, la discriminación de género y los estereotipos profundamente arraigados siguen limitando la participación de las mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM). A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad, los avances siguen siendo lentos, y las disparidades de género en estos campos siguen siendo alarmantemente altas. Según la UNESCO (2024), sólo uno de cada tres investigadores en el mundo es mujer. Aunque algunas regiones, como Asia Central (49,6%) y América Latina (44,4%), tienen una representación femenina relativamente más alta, las cifras siguen estando lejos de la paridad.

Verónica Miranda, menciona que esta disparidad de género se extiende al mercado laboral. Aunque se ha producido un aumento lento y constante de la representación femenina, al ritmo actual no se espera alcanzar la plena paridad de género hasta 2070. Esto significa que durante casi cinco décadas más, las mujeres seguirán estando infrarrepresentadas en las carreras científicas y tecnológicas mejor pagadas y más influyentes. Mientras tanto, los campos peor pagados, como la sanidad y la educación, siguen estando dominados por las mujeres, lo que refuerza la desigualdad económica (STEM Women, 2024).

Incluso cuando las mujeres acceden a carreras científicas, se enfrentan a obstáculos que los hombres no encuentran. Un informe de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI, 2024) reveló que, aunque el 58% de los graduados universitarios de la región son mujeres, sólo el 44 % continúa en la investigación científica. ¿Por qué? Porque las mujeres son sistemáticamente excluidas de los puestos académicos superiores y de liderazgo. Según la investigadora Eulalia Pérez Sedeño, incluso cuando las mujeres entran en la ciencia, a menudo permanecen en los puestos de menor rango. No se trata sólo de un «techo de cristal», sino de una discriminación jerárquica que mantiene a las mujeres estancadas en puestos inferiores mientras los hombres avanzan (OEI, 2024).

A pesar de los retos, organizaciones como Ayuda en Acción trabajan para derribar barreras. A través de iniciativas como Gen10S, más de 5.300 niñas han recibido formación en programación (Ayuda en Acción, 2024). El movimiento «No más Matildas», liderado por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), busca aumentar la visibilidad de las mujeres científicas en los libros de texto y en la educación, garantizando que las niñas crezcan con modelos a seguir en ciencia.

Si se quiere alcanzar la igualdad de género en STEM, se pueden implementar varios proyectos prácticos como programas de mentoría donde se busque conversatorios experimentales con científicas en foros abiertos, oportunidades de financiamiento y becas que apoyen a la investigación y educación de las mujeres y niñas en la ciencia, campañas de concienciación en escuelas y colegios para proveer la participación de niñas  y desafiar los estereotipos, implementar programas de educación en línea con acceso a recursos educativos y revisión de políticas públicas para el  desarrollo de  la investigación. Así mismo, los gobiernos, las instituciones y las organizaciones deben aplicar políticas que apoyen la participación de las mujeres en la ciencia, crear entornos de trabajo seguros y cuestionar los estereotipos que disuaden a las niñas de seguir carreras de este tipo.

El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es más que una celebración: es una llamada a la acción. Si se quiere progresar de verdad, el cambio sistémico debe producirse ahora. El futuro de la ciencia depende de la plena inclusión de las mujeres, no sólo como participantes, sino como líderes, innovadoras y responsables de la toma de decisiones en este campo.

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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