Señor Presidente,
Hace rato venía pensando en escribirle esta breve misiva, para ayudarle a entender las razones de su derrota. Porque Usted ganó por poco (créame, realmente fue por poco) y luego perdió. Perdió porque perdió la Asamblea Nacional, perdió por que se escondió mientras su rival festejaba; perdió por arrogante, por declararse ganador antes de contar los votos. Claro, Usted se preguntará que pasó. Y, según escuché, ya se le ocurrió una explicación: todos los que no votaron por Usted son narcos o fueron amenazados. Sin embargo, con las debidas disculpas, debo discrepar y permítame ponerme de ejemplo: yo no voté por Usted, yo nunca votaría por Usted, y yo no soy narco ni he sido amenazado. Simplemente soy parte de ese 56% de ecuatorianos que decidieron no apoyarlo. Y yo le voy a explicar por qué.
Primero, porque el país se ahoga en la pobreza mientras Usted se inventa amnistías tributarias para beneficiar a las élites económicas de las que Uste forma parte. O tal vez porque le gusta hablar de la corrupción en gobiernos pasados, y se olvida de los 52 exámenes espaciales que la Contraloría General tiene abiertos durante su gestión. O de pronto, porque la gente ya no confía en Usted y su Plan Fénix, pretexto para arrebatarle USD 2.500 millones de dólares al pueblo, de los cuales menos de USD 300 han sido invertidos en seguridad; mientras el mes de enero se registra como el más violento de historia. O tal vez, porque estamos avergonzados de ser noticia mundial por invadir embajadas, por tener un presidente en campaña sin licencia (por lo tanto, con fondos públicos); o porque ahora, además del crimen organizado, tenemos violencia de Estado. O podría ser que a la gente le molesta que haya acudido presuroso a la posesión de Trump para mostrar su respaldo al gobierno que deporta a sus compatriotas encadenados como animales.
Claro, contará Usted con que el CNE siga cumpliendo el rol servil y vergonzoso que ha venido cumpliendo. Pero ya no sé si será suficiente. Yo me lo pensaría dos veces.
Uno nunca sabe cuándo se le duerme el diablo… (O)