El amor y la amistad

San Valentín, el patrono de los enamorados, nació en el año 175 en la ciudad de Terni, al norte de Roma, Italia. Desde joven sintió un profundo interés por la fe y decidió dedicarse a la vida religiosa hasta convertirse en obispo. Durante su época, el emperador romano Claudio II había prohibido los matrimonios cristianos para evitar que sus soldados se vincularan emocionalmente con su lugar de origen.

Valentín, convencido de la importancia del matrimonio, decidió desafiar esta prohibición, uniendo en matrimonio a parejas cristianas, para fomentar el crecimiento de sus fieles. Además, era conocido por obsequiar flores a los novios en el momento de la ceremonia. Al enterarse de estas acciones, el emperador ordenó su captura y ejecución en secreto el 14 de febrero del año 269. Con el tiempo, esta fecha fue adoptada para conmemorar el Día de los Enamorados.

La amistad es uno de los pilares fundamentales de la vida. Nos brinda compañía, momentos inolvidables, apoyo emocional, bienestar y crecimiento personal. Los verdaderos amigos no solo están presentes en los momentos de alegría, sino, sobre todo, en los de dificultad. Son quienes nos escuchan sin juzgar, nos motivan a ser mejores.  El filósofo griego Epicuro afirmaba: “De todas las cosas que la sabiduría nos da para ser felices en la vida, la más importante es la posesión de la amistad”.

El amor es la fuerza más poderosa del universo: lo puede todo, lo sana todo, lo transforma todo. A través del amor damos, vivimos, procreamos, ayudamos y recibimos. Sin él, no podríamos desarrollarnos, crecer ni vivir en comunidad. Es el sentimiento con la mayor energía y vibración de todos.

San Pablo, en su hermosa carta a los Corintios, nos enseña: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Asimismo, en el Himno al Amor, nos dice: “Aunque hablara las lenguas de los ángeles, si no tengo amor, nada. Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios; aunque tuviera plenitud de fe y pudiera trasladar montañas, si no tengo amor, nada”. (O)

Ing. Gonzalo Clavijo

Ingeniero Civil con maestría en Ingeniería Sanitaria y Ambiental. Ha trabajado en el ámbito público en ETAPA, EMAC, Elecaustro y en empresas privadas en proyectos de agua potable, saneamiento y gestión ambiental.

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