La batalla cultural: ¿Qué es y qué papel ha de jugar la Iglesia Católica?

Bolívar Jiménez Álvarez

La batalla cultural, de la que en la actualidad muchos hablan y, desafortunadamente, pocos entienden, es un fenómeno que se refiere a los enfrentamientos ideológicos y simbólicos entre diferentes grupos y movimientos que buscan definir, a su favor, el rumbo de los valores, creencias y visiones del mundo en un contexto de cambio vertiginoso. Los frentes de esta batalla abarcan múltiples ámbitos, desde la política y la religión hasta la tecnología, y son representativos de la complejidad de las tensiones actuales. Entre ellos tenemos a:

CONSERVADORES Y LIBERALES, que chocan por mantener los valores tradicionales frente a las demandas de justicia social y equidad. CRISTIANOS Y SECULARISTAS, adhiriéndose los primeros al cumplimiento fiel de su doctrina, y los segundos a una conducta más pragmática de la vida. FEMINISTAS y ANTIFEMINISTAS, respecto a la igualdad de género y la preservación de estructuras tradicionales percibidas como amenazadas por los cambios sociales. ACTIVISTAS LGBTQ+ Y OPOSITORES, que debaten sobre ciertos “derechos” para estas comunidades, frente a quienes consideran que estos movimientos erosionan valores fundamentales. NACIONALISTAS Y GLOBALISTAS, en tensión entre quienes abogan por la soberanía nacional y la identidad propia, y quienes promueven una visión más globalizada del mundo, etc.

En este escenario complejo, la Iglesia Católica está llamada a ser ejemplo de verdadera unidad y a desempeñar un papel importantísimo como portadora de sensatez y verdad. Su posición única, basada en una tradición milenaria y una perspectiva trascendente, le permite ofrecer respuestas integradoras a las preguntas y tensiones de la sociedad contemporánea. Con éste tesoro acumulado, la batalla cultural no debe ser entendida como una guerra sin cuartel donde unos triunfan y otros son derrotados; sino como una oportunidad para buscar el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, entre la fe y la razón, entre la libertad individual y el bien común. La Iglesia Católica, al mantenerse fiel a su misión de ser luz en el mundo, puede ser una guía hacia una sociedad más justa, equilibrada y solidaria.

¡Esto si hay que advertir!: el verdadero enemigo en esta batalla no son las personas ni los grupos, sino la fragmentación y la pérdida del sentido de unidad. La Iglesia, como madre y maestra, puede recordar al mundo que la verdad no divide, sino que une y libera, ofreciendo un mensaje de esperanza que trasciende las divisiones y abre camino hacia una cultura de encuentro. (O)

Padre Bolívar Jiménez

Sacerdote, 1981. Licenciado en Ciencias Religiosas, Diplomado en Derecho Canónico y Doctor en Derecho Civil. Vicario Episcopal y Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Cuenca. Docente, Párroco de Cumbre.

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