La dolarización no requiere de un populismo de temporada. Tampoco, ser parte del baratillo de ofertas de campaña que buscan de manera veloz, imponer un discurso o idea. La dolarización amerita de cuidados que pasan por la rigurosidad y seriedad del manejo de la política estatal.
Expliquemos. Si usted modifica la Constitución y establece en un artículo aislado que la moneda oficial es el dólar, no logra mucho. Pensemos por ejemplo en la Constitución de 1998 cuando en ella se decía que la moneda oficial era el sucre y dos años después la realidad económica del país llevó (léase empujó) a establecer al dólar de Estados Unidos como moneda de circulación oficial en el Estado. ¿Me hago entender?
El sistema monetario y la realidad económica de un Estado, funcionan independientemente de los reconocimientos semánticos que se hagan a manera de populismo reformatorio. La dolarización necesita, al contrario, de otras fórmulas de estabilidad permanentes. Una institucionalidad que funcione y sea respetada. Protecciones a la liquidez y prohibición de otra moneda paralela por más electrónica que suene bonito. Disciplina fiscal. Determinación (en este caso sí de tipo normativo) del mínimo y máximo de endeudamiento para el país. La prohibición de tomarse las reservas del Estado y la de terceros. Respeto a la autonomía del Banco Central que tiene una tarea sustancial como órgano encargado de traer la liquidez al país y operación en la cámara de compensación.
Déjeme decirle algo más. Nos mienten. La Corte Constitucional en agosto de 2022 estableció que el mecanismo idóneo para la enmienda constitucional que permita ingresar al dólar como moneda oficial del Estado se podía hacer a través de la Asamblea Nacional por enmienda. Desde entonces hasta hoy (que estamos en campaña electoral) no se había hecho nada. Léase bien: nada. El procedimiento constitucional y legal para hacerlo necesita una comisión ocasional que lo discuta (en 60 días máximo), luego dos debates (el segundo después de un año del primero) y 101 votos de la nueva Asamblea. No han logrado ni conformar la comisión. Fácil. Se entiende. Se están burlando del país. (O)