Como siempre ocurre, los fuertes inviernos suelen sacar a flote las deficiencias viales en Azuay. Esta vez no es la excepción.
El foco de atención y de preocupación, por lo general se centra en las vías intraprovinciales, porque comunican a Cuenca con provincias cercanas como son El Oro, Loja, Guayas, Morona Santiago y parte de Zamora Chinchipe.
Empero, la vialidad rural, cuya responsabilidad recae en el Gobierno Provincial, también sufre los estragos del invierno.
Gran parte de esta red vial tiene únicamente lastre. Los puentes son precarios. Es escaso el mantenimiento. Es, por lo tanto, un serio peligro para la circulación vehicular. No deja de ser un contrasentido, si de los sectores rurales sale la producción agrícola, aun la lechera, cuyos protagonistas, es decir los campesinos, se dan modos para no dejarla perder del todo.
El GAD Provincial, en las últimas administraciones ha hecho todo cuanto le permiten sus escasas finanzas y capacidad de crédito para mejorar esas vías, si bien son escasas las asfaltadas o tienen doble tratamiento superficial bituminoso. Los Municipios, aun las Juntas Parroquiales Rurales, mediante convenios previamente suscritos, contribuyen para este objetivo.
Pero, insistimos, la mayoría de vías rurales permanece “a la buena de Dios”. Mientras más lejos están, los reclamos caen en el vacío o ni siquiera surgen porque la gente tiene poca fe en las autoridades, peor si los votantes son pocos.
Las vías intercantonales tampoco están de lo mejor. Al menos cuando ocurren emergencias, el Gobierno Provincial y los Municipios las arreglan casi de inmediato, dependiendo de la magnitud de los daños.
Esa es la realidad: dura y preterida durante decenas y decenas de años. Y, lo peor: sin visos de solución.
De las vías intraprovinciales, cuanto se vive en estos días lluviosos, con derrumbes por doquier y con constantes cierres temporales al tráfico vehicular, nos releva de comentarios y críticas adicionales.
