Hoy como antes los principios de paz, libertad o justicia nada importan frente a los intereses de los poderes dominantes.
En días pasados fuimos espectadores de la discusión entre los presidentes Donal Trump y Vladímir Zelenski en el salón oval de la Casa Blanca.
El presidente Trump invitó al presidente Zelenski para según se anunció encontrar los medios de pacificación entre Ucrania y Rusia, más la firma de un tratado de explotación de los minerales preciosos del país europeo en beneficio de Estados Unidos compensando su apoyo a Ucrania invadida por Rusia.
La reunión fracasó por la crispación de los ánimos prevalentes en la misma.
Días luego Zelenski envió una carta a Trump manifestando que aceptaría su medición y el acuerdo exigido de explotación de los minerales.
Honrando la solidaridad de mutua defensa, la Unión Europea y el Reino Unido reafirmaron su apoyo a Ucrania, salvo Hungría que insiste a Ucrania la pacificación con Rusia.
800 mil millones de euros agenciaría la Unión Europea para potenciar su presupuesto de defensa, incluso el Reino Unido.
Putin a través de cancillería manifestó que ratifica su tesis de oposición a que Ucrania sea parte de la Unión Europea como también la presencia de tropas y logística en defensa de Ucrania, pues considera que es un acto de provocación bélica que será respondido por Rusia.
En este cuadro de presión, a pocos días del advenimiento de Trump a la presidencia se anunció el alza de los aranceles a Canadá, México y China a más de suspender la promoción democrática frente a las dictaduras por no ser del interés de Estados Unidos.
Hasta aquí una síntesis de los hechos puntualizados a más del conflicto por el Canal de Panamá y el nombre del Golfo de México, mismos que exigen a la ONU cumplir la misión para la que fue creada. (O)