Invierno

Puerto de Luna, siete de la mañana, no ha dejado de llover, el recinto está anegado y don Manuel jala su vieja canoa con su pequeña cocineta, el tanque de gas y una vieja televisión. En la proa va el Negro, su gallo de pelea, acompañado del Lucky, el mishi que rescató del basurero de mercado. No es la primera vez que don Manuel camina con el agua hasta su cintura, ya son muchos los inviernos vividos y no han sido pocas las ocasiones que la lluvia le obligó a salir apenas amainaba, con su mujer y sus cuatro hijos. Dice que no se acuerda cuántos años tiene, pero que ya tiene bisnietos. Su comprade Eusebio le da cobijo en su casa, en los altos del recinto, cuando el “cielo se rompe y los ríos se desbordan”. Tiene una pequeña quinta donde cultiva cacao, yuca, plátano y algunos árboles de naranja, papaya y pitajaya le han dado los ingresos para “educar a los muchachos”. Sus ojos se humedecen al mirar su tierra sumergida, había acabado de sembrar nuevos árboles de cacao. Su salud, me dice, ya no es como antes, tampoco tiene “la fuerza de la juventud” pero como a todos, le toca esperar a que el clima cambie para volver a comenzar. Dice que conoció a Camilo Ponce, a Velasco Ibarra, al “bombita” Rodríguez Lara, pero nadie ha logrado frente a la poderosa fuerza de la naturaleza, la ayuda del gobierno “solo avanza para pocos días, solo el pueblo salva al pueblo”. (O)

Lcda. Ana Abad

Periodista, editora y correctora de estilo; es parte del grupo editorial Quillca editores. Ha publicado investigaciones sobre cultura popular y artesanías. Es directora de contenidos del Portal Digital Voces Azuayas.

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