Más allá de las luchas, reivindicaciones y posicionamiento de mujeres a lo largo de los años, las violencias y discriminación en contra nuestra persisten, como consecuencia de sociedades patriarcales y machistas, que en varios ámbitos nos consideran sujetos de segunda.
Las cifras no cambian, 6 de cada 10 mujeres en Ecuador han sufrido algún tipo de violencia de género; en la provincia del Azuay son más altas aún. La brecha salarial entre hombres y mujeres en el Ecuador, se calcula entre el 10 % y el 20 % -dependiendo de la fuente-. La sobrecarga en tareas de cuidado la seguimos soportando las mujeres…
Los cambios en el lenguaje o en acciones de supuesta paridad, no han contribuido a revertir la situación, en mi opinión, por ahí no va la cosa.
Lo efectivo, es modificar y ojalá eliminar comportamientos discriminatorios y diferencias odiosas desde la primera infancia y persistir a lo largo de la vida. Es decir, cambios radicales en educación y formación desde el hogar, sistema educativo, laboral y social.
¡No más machos valientes y princesas indefensas! ¡Sí seres humanos con iguales derechos y oportunidades! (O)