
La pandemia de COVID-19 aceleró la transición hacia la digitalización de la enseñanza. La brecha digital, la deserción escolar y las consecuencias emocionales en estudiantes y docentes son algunos de los rastros que aún perduran en el escenario educativo a cinco años de la emergencia sanitaria.
Sin embargo, el desafío actual es mayor: equilibrar la innovación tecnológica con metodologías pedagógicas efectivas.
“Decía John Dewey (filósofo y educador norteamericano): Si enseñamos a los estudiantes como lo hicieron en el pasado, les estamos robando su futuro. Por ello, el educar hoy implica aprovechar la tecnología para enfrentar los retos del aprendizaje”, asegura Sheyla Bohórquez, docente de la Unidad Educativa Alberto Andrade Arizaga “Brummel”.
“Estoy convencida que el uso de nuevas tecnologías adaptadas a una metodología adecuada, podrán hacer una gran diferencia en el proceso de aprendizaje».
La pandemia fue un cambio abrupto para docentes y estudiantes, que debieron reinventarse y pasar de la pizarra tradicional a las plataformas virtuales, sin olvidar que no solo se trataba de enviar tareas, sino de garantizar que los estudiantes aprendieran.
La tecnología permitió que la educación no se detuviera, sin embargo, evidenció desigualdades. «Hubo estudiantes que no pudieron acceder a clases por falta de internet o dispositivos. Algunos lograron seguir el aprendizaje, pero otros quedaron rezagados», indica la docente.
Además de las dificultades académicas, la falta de interacción social afectó el bienestar emocional de los alumnos. «Nosotros somos seres gregarios y la educación es también una experiencia social. El encierro generó ansiedad, depresión y estrés en muchos chicos», recuerda Bohórquez con pesar.
William Chiriboga cursaba noveno de Educación General Básica en 2020. Su experiencia es una muestra de lo que vivieron muchos estudiantes.
“Me acostumbré rápidamente al uso de las plataformas digitales”, comenta el joven. Entre las herramientas que utilizó estaban su celular y plataformas como Zoom, Microsoft Teams y WhatsApp para clases y entrega de tareas.
Si bien la educación virtual facilitaba el acceso a los contenidos desde cualquier lugar, también dificultaba la concentración. “Estar con el celular a veces era una distracción porque terminábamos jugando”, admite.
William considera que las clases en línea no logran sustituir la experiencia presencial. “A veces los docentes no se expresaban bien o había interferencias en la señal y las clases virtuales se cerraban cada 30 minutos”, comenta.
En la actualidad, las instituciones han reforzado el acompañamiento psicológico y han adaptado estrategias de apoyo académico para los estudiantes.
«El uso de herramientas digitales, como plataformas, videos y aplicaciones, sigue vigente. Ahora complemento mis clases con videos y material interactivo», explica la profesora Bohórquez, quien lleva 18 años en la docencia.
Las capacitaciones en competencias digitales han cobrado mayor relevancia. El Ministerio de Educación y otras entidades promueven cursos sobre tecnología y metodologías para formas educativas «e-learning» (modalidad de aprendizaje a distancia) y «b-learning», (metodología que combina el aprendizaje en línea con el presencial). (PNH)-(I)
Deserción escolar continúa a cinco años de pandemia
En el año lectivo 2019-2020, se registraban 4,2 millones de estudiantes en el sistema educativo, la cifra se redujo a 3,7 millones en 2024-2025.
La deserción escolar tras la pandemia es una preocupación. Durante el año lectivo 2019-2020, el régimen Sierra-Amazonía contaba con 1,9 millones de estudiantes matriculados en instituciones educativas fiscales, mientras que para el período 2024-2025, la cifra se redujo a 1,7 millones.
Una situación similar se observa en el régimen Costa-Galápagos, donde en el ciclo 2019-2020 se registraron cerca de 2,3 millones de estudiantes, pero para el periodo 2024-2025, el número ha disminuido a poco más de 2 millones, según cifras del Ministerio de Educación.
La Cartera de Estado puso en marcha diversas iniciativas para reintegrar a los alumnos. Una de ella es el programa “Todos al Aula”, una propuesta para la inclusión educativa.
Expertos advierten que es fundamental adaptar el modelo pedagógico a las nuevas dinámicas de aprendizaje. (PNH)-(I)