La inestabilidad administrativa va siendo la ruta en la Empresa Generadora del Austro (Elecaustro), mezclada, incluso, con cierto tufo político, como ocurre en otras, asimismo ligadas al sector eléctrico.
El Directorio, del cual son parte el GAD del Azuay y algunos Municipios de la provincia, acaba de designar a otro gerente, a solo tres meses de nombrado el recién removido.
Al ser el Ministerio de Energía y Minas el mayor accionista, tiene la sartén por el mango para imponer sus decisiones. Y por eso, hasta sacó de la presidencia y vicepresidencia de la Empresa, en su orden, al alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, y al prefecto Juan Cristóbal Lloret. Sus sucesores provienen de aquel Ministerio. No habrá contrapeso.
Terminó así la política de siempre tener en aquellas representaciones al prefecto y al alcalde, independientemente de su filiación política. Incluso, uno de sus gerentes, Antonio Borrero, se mantuvo en el cargo 17 años.
En contexto, dichas autoridades fueron calificadas el lunes anterior de correístas por el presidente Daniel Noboa, como si esto fuera, digámoslo así, un pecado.
Coincidencia o no, días después se producen los referidos cambios, a todas luces, intempestivos.
Eso provoca inestabilidad, resquemores, con mayor razón si el centralismo está al acecho de trastearse las empresas en las cuales el Estado tiene acciones y funcionan en Cuenca. Lo han hecho bien y son un referente de cómo debe administrarse.
El Ministerio de Energía, tiempo atrás, pidió a Elecaustro contratar dos barcazas para afrontar la crisis eléctrica, proceso del cual no se tiene mayor información.
Corresponde al Gobierno entregarle los recursos económicos necesarios para ese fin, para no comprometer su presupuesto, siendo su deuda pendiente la construcción del proyecto hidroeléctrico Soldados-Yanuncay cuya licencia ambiental habría caducado.
¿Por allí va el motivo para los cambios repentinos? Ojalá no sea así.
