El Cpccs debe eliminarse

Con tantos escándalos en el pasado, más el reciente, no hay razón, ni jurídica, ni moral, como para seguir soportando el mal olor esparcido por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) por todo el cuerpo de la República.
Los chat extraídos del celular del entonces consejero de aquella institución, Augusto Verduga, revelan cuan hondo cayó o fue empujada por la codicia y por el libreto funesto de un sector político, más la estulticia de otros, al permitirle seguir dándole vida, sea tranzando o mirando a otro lado.

Constitucionalmente, se dirá, no están fácil desaparecerlo; pues, creado para tener poder sobre otros poderes, fue protegido, literalmente hablando, con siete candados, cuyas llaves se llevaron sus mentalizadores.

Empero, por sanidad nacional, tampoco conviene seguir cruzados de brazos, soportando tanto vejamen contra el país.

Los aparentes buenos propósitos del Cpccs, con los cuales se convenció a los ecuatorianos para aprobarlo, han sido echados por la borda.

Es, más bien, la punta de lanza para, como estuvo a punto de ocurrir ahora, tomarse por asalto la institucionalidad del Estado. Con amaño de concursos de méritos, disfrazar nefastas intenciones de ciertos políticos y sus organizaciones para manejar al Ecuador como si fuera su feudo, concentrando el poder, perversidad en la cual tienen experiencia y hasta dan cátedra internacional.

Ha resultado el Cpccs, contrario a su esencia tapiñada, ser un ente politizado hasta su médula. En otras palabras, una especie de cueva para albergar, con algunas excepciones, a lo más rancio de la politiquería; donde el juego sucio, el reparto de prebendas y hasta prácticas delictivas, han predominado, de las cuales, presuntamente, ha quedado constancia en aquellos chats.

El escándalo no debe quedar como un escándalo más, así quede envuelto en los entresijos jurídicos.

Los ecuatorianos de bien, vale hablar por ellos, pues son la mayoría, exigen la desaparición total del tal Cpccs.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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