Khelif y Trump

Dos hechos de connotación mundial han exacerbado el debate, o mejor las posiciones ultras, de quienes están a favor o en contra de la ideología de género. El veto de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) que dictaminó que Imane Khelif no cumple con los criterios de elegibilidad para las competencias y, menos aún, para el deporte de puños en donde se conjuga la fuerza con la técnica, no obstante, en los Juegos Olímpicos fue medalla de oro al masacrar a cuanta contrincante enfrentaba, por sus condiciones de intergénero o transexualidad.   

El segundo hecho ha sido la orden ejecutiva de Donal Trump de prohibir a las mujeres transgénero competir en deportes femeninos. –Defenderemos con orgullo la tradición de las atletas y no permitiremos que los hombres la golpeen, las lesione y hagan trampas a las niñas. A partir de ahora, el deporte femenino será solo para mujeres, dijo el magnate. “Deportistes” como la argelina, por sus realidades varoniles han aventajado a muchas boxeadoras, quienes se habían esforzado por llegar a la cima en condiciones afines de género.

Desde el prisma médico-biológico, la especie humana se divide en dos categorías: varones y mujeres. Las mujeres tienen dos cromosomas X X y los varones X Y; este par de cromosomas determina el sexo. (Hago una digresión: el género gramatical sirve para diferenciar entre el masculino y el femenino, pero también hay el común e inclusive el ambiguo y el neutro, por eso, es mejor seguir con las normas clásicas).   

La categoría de género en la ideología de género se refiere a los rasgos socialmente aprendidos. Cada cultura construye significados particulares de lo que será considerado como femenino o masculino, en un momento histórico y contexto determinado. Verbigracia: antes del nacimiento biológico se pregunta sobre el sexo, con el fin de comprar el regalo: azul si varón, rosado si niña; se los bautiza con nombres tradicionales para uno y otro género; en Islandia y otros, se prohíbe bautizar a un varón con nombre de mujer y viceversa, entonces, ¡nada de María José o José María!

Sobre la ideología de género se puede hablar “ad infinitum”, siendo un deber moral y ético afrontar ciertos conceptos a nuestro alcance, con el fin de no confundir a la gente con filosofías grotescas y menos secundar con falsas solidaridades, porque aquello acarreará perversas implicaciones a las propias vidas y a las futuras generaciones; también, para evitar la destrucción de la democracia y la libertad, en nombre de la democracia y la libertad. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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