Luego de haber observado el debate entre los 2 candidatos a la Presidencia de la República, los ecuatorianos que han definido su voto, y más aquellos que no lo han hecho y que estaban dispuestos a votar en las elecciones, como que nos hemos quedado defraudados, porque la verdad es que se escenificó casi que un tinglado (para pelea), en donde dos oponentes querían ganar a más partidarios de la forma que lo sea.
En este contexto, aparecieron ciertas obsesiones (ideas fijas o recurrentes que condiciona una determinada actitud), y hasta compulsiones (repetir palabras actos, pensamientos, escenas hasta cierto punto dolorosas), inducidas, en este caso por terceros (interesados). Todo esto por hacer daño al oponente, más no de dar las explicaciones a los millones de ecuatorianos que los observábamos en función del cómo van a laborar un nuevo gobierno.
La obsesión-compulsión, por hacer daño al contrincante, se hizo notar por los ataques mutuos, cayendo en el descrédito de portarse como copiadores de anteriores debates, sobre todo, por una de las partes. que no tuvo nada de originalidad, al repetir tantas veces el “NO MIENTAS MÁS”, acaso pensando en el Guillermo o repitiendo el estribillo de algún asesor trasnochado, que hasta pudo lesionar el oído de los públicos. Y, siendo más minuciosos, esta frase podía caer en el término de plagio, como la copia servil o imitación torpe de algo con pretensiones de originalidad. Empero, el oponente también mencionó frases repetitivas, aunque no traídas de escenarios anteriores, ni tomadas de algunos “personajes”.
Ojalá estas frases repetidas no vayan en contra de lo planificado, caso contrario: “el tiro salió por la culata”
En definitiva, en este debate tan esperado no hubo casi nada de originalidad, sobre todo, de una parte, y más bien se dejó ver que detrás de las candidaturas, de manera especial de una, deben existen muchos titiriteros que ojalá no estén escenificando una función nada agradable para los millones de ecuatorianos que esperan mucho más de sus candidatos. (O)