La provincia de El Oro, vecina de Azuay, hermanadas por múltiples factores, vive sus horas más dramáticas, consecuencia de la ola criminal, indetenible, imprevisible, y sin visos de solución ni siquiera a mediano plazo.
Su capital, Machala, ha sido etiquetada como una de las ciudades más violentas del mundo, como también lo está el cantón Durán, provincia del Guayas.
De los asesinatos a mansalva, cometidos de día o de noche, en motocicletas o en vehículos, Machala ha pasado a vivir el terror de las explosiones, utilizando tanques de gas de uso doméstico rellenados con explosivos para causar el mayor daño posible.
En estos días fueron cinco las explosiones ocurridas en varios sectores. Se destruyeron viviendas, cerramientos, vehículos. Aumenta el pánico en la población, con mayor razón si se cometen durante altas horas de la noche o a la madrugada.
Según la Policía, esos actos criminales serían consecuencia de las extorsiones o “vacunas”, con las cuales las bandas criminales someten a los comerciantes, pretextando protegerlos. Si no los pagan, en unos casos hasta USD 3 mil mensuales, sobrevienen los atentados o el asesinato de manera directa.
Asimismo de acuerdo a la Policía, también se derivarían de la división de un poderoso grupo terrorista, o de la disputa, con otro, por controlar el puerto de Machala para enviar droga al exterior.
Se refiere al otrora sector turístico por excelencia, Puerto Bolívar, devenido en una especie de pueblo fantasma.
Conocida como la Capital Bananera del Mundo, Machala, desde 2014 a 2024 ha visto crecer en un 800 por ciento los homicidios intencionales. Su pujante desarrollo en las últimas décadas ha sido opacado por el crimen organizado.
La lucha contra los grupos criminales desplegada por la Policía y el Ejército no es suficiente, ni lo será tampoco. Urge concretar el apoyo internacional para rescatar a El Oro de las garras de esa pandemia del mal.
