En mi último artículo “Cultivarse” cerraba dando énfasis a que la cultura no es estática, se adapta, y nos invita a transformarnos con ella en el tiempo y espacio. Somos agentes externos llamados a compartirla, pero también gozamos de la capacidad de crearla bajo decisión y elección sobre qué cultivar, aun si el grupo social se trata solamente de dos personas, como es en un matrimonio. Cultivar es un proceso. No es una acción de cierre, pues no llega al fin de un objetivo. Dudo que pueda decir “ya me cultivé lo suficiente.” Su acepción abarca ese transitar y recorrer permanente. Entonces, ¿Yerro al hablar de un proceso sin darle un inicio? Si bien cultivar y sembrar se consideran sinónimos, cada término tiene un algo en su esencia que los diferencia entre sí.
Sembrar, es un punto de partida. No habría opción a la auto acción. ¿Podríamos auto-sembrarnos? Decidimos en plenas consciencia y libertad sobre los caminos a tomar, las herencias a mantener, las propuestas a trabajar; pero, esto ocurre en el pasaje de algo ya existente en nosotros. Podemos elegir las semillas que realmente queremos germinen en otros o junto a otros. Mas una siembra pura de mí misma es complicada. Cultivo sobre la reflexión propia, cultivo la comunicación en pareja cuando se generan acuerdos y metas por cumplir, cultivo las amistades cuando se ponen límites a qué actividades se comparten juntos y cuáles no. Son estas decisiones las que implican un inicio, esa acción de sembrar que sería el arranque más íntimo que poseo previo a cederme a alguien más, algo más, u otra cultura, pues decido algo nuevo, pero sobre una base existente.
Sembrar no es un tema individual. Alguien más nos sembró. La semilla que me considero hoy, es el resultado de un brote previo o una fruta caída por su madurez. Lo ha entendido bien. Otra persona contribuyó a lo que soy. Generalmente somos los padres quienes tenemos esa responsabilidad con quienes vienen detrás. Padres, abuelos y tíos, damos a los pequeños la confianza, seguridad y valores que desarrollarán y serán el ejemplo para las siembras que ellos mismos deseen hacer. Entre esposos, sembramos la huerta del sustento para el futuro juntos. Nos sembraron en un medio, nos cultivamos en el proceso y decidimos sobre las próximas siembras. Ya veremos la cosecha. (O)