Abril, críticas mil por mil

Jorge Durán Figueroa

Sobre una potencial nueva presidencia de Daniel Noboa ya se conoce el libreto, en especial en el manejo económico. Diríase que hasta en la lucha en contra del crimen organizado, pese a los altibajos propios de una lucha no con simples banditas de bandidos de barrio, como lo consideran algunos ilusos con pujos de Rambo.

Hombre, si hasta se conocen sus pinitos de cierto autoritarismo, reprochables, por cierto.  

¿Y sobre Luisa González? Al grano. No es ella la candidata, como nunca lo fue Lenin Moreno sino Jorge Glas.

Ella, en el fondo, lo sabe. Su movimiento es dirigido, tal si fuera una finca, por un solo hombre innombrable.

Lo sabe usted doña Luisa. Usted que le fue útil para todo en aquel desgobierno, como lo saben sus demás coidearios, adherentes y más seguidores de primera y de segunda, que cuentan por miles de miles.

Que si la escogió por ser una mujer capaz queda la duda, no porque no la sea, o a lo mejor no lo sea del todo, sino porque aquel sujeto lo que más exige de sus súbditos es lealtad y lealtad a prueba de fuego.

No querría otro Moreno. No. Eso jamás. Los caudillos, como Perón, son ellos, solo ellos. Ellos son el sol. Están al mando sin estar presentes. Todo lo firman sin estampar su rúbrica. Todo lo dicen sin necesidad de abrir su boca. Todo, todo lo deciden así estén en la luna o tras las rejas, o las esquiven. Es más, como Evo, pronto buscan echar del poder a su marioneta.

De ganar, si esta fuera la mala hora del Ecuador, usted lucirá la banda presidencial como lucen los títeres sus hilos.

Y usted lo sabe de sobra. Hasta el momento va cumpliendo el libreto. Hasta ha adelantado algunas decisiones, como la de reconocer a Nicolás Maduro, el dictador repugnante de Venezuela. Con eso dijo todo. Cuando menos se sacó una máscara.

¿No se le alborotaron las hormonas al decir que no dará el salvoconducto a Glas, el único gil que paga por las corruptelas mientras los otros salvaron el pellejo huyendo? ¿Cree que en verdad alguien la cree? Si no sufrió tal alboroto, es que jamás se le sube sangre a la cara.

Quien más que usted para, de ganar, permitir que su patrón vuelva y a fuetazo limpio satisfaga su sed de “venganza total”, desdolarize, a todos encolerice; y a querer quedarse, ahora sí, por 300 años.

¿Puede dar señales de que eso no ocurriría? No. Tampoco tiene arrestos como para, de ganar, hacer lo que hizo Moreno: agarrar por la cabeza a la rata, en cuyo vientre fue concebido, y darla contra el suelo, precisamente porque se dio cuenta de que era una rata. Eso nomás. (O)

Lcdo. Jorge Durán

Periodista, especializado en Investigación exeditor general de Diario El Mercurio

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