Sigilo y cortesía

Edgar Pesántez Torres

La dignidad del ser humano se ve profundamente afectada por dos aspectos fundamentales en diversas profesiones: el silencio que impone la confidencialidad y la cortesía que deberían guiar todas las intenciones humanas. Ambos fenómenos –el silencio por confidencialidad y la cortesía en las relaciones humanas– son pilares fundamentales en la protección y promoción de la dignidad de la especie.

La forma en que los profesionales interactúan con el prójimo a su cuidado puede tener un impacto significativo en la experiencia de dichas personas. Reflexionar sobre estos aspectos es vital para construir sociedades más respetuosas y dignas, donde cada individuo sea tratado con la consideración y el respeto que se merece.  Esta temática no solo subrayará responsabilidad de quiénes ocupan funciones profesionales, sino que también realza la necesidad de la empatía y la ética en nuestras actuaciones cotidianas. Construir un mundo más digno implica reconocer la importancia de cada relación y actuar siempre con respecto a los demás.

Un prestigioso galeno de esta ciudad me hacía caer en cuenta de cierta disposición imprudente emanado desde el Ministerio de Salud referente a que todo médico debe poner en la receta el código CIE 10 que delata las patologías. A nadie le agrada que todo el mundo sepa de su hermafroditismo, herpes vaginal, VIH sida, gonorrea, micropenis, disfunción eréctil, etc. y etc., porque sería como si el sacerdote desde el púlpito delatara los pecados del confesor. En contextos donde se manejan datos sensibles, como en las consultas médicas o sesiones terapéuticas, la divulgación de información puede resultar en un daño irreparable para el afectado. La confidencialidad garantiza la protección de la intimidad personal de los individuos.

Recientemente asistí a una Casa de Salud Mental por saber la suerte de un paciente. Durante la angustiosa visita, me preocupó la actitud de una empleada y hasta de una profesional con aires de superioridad, quienes se mostraban reacias a proporcionar cualquier información, aduciendo que lo darán cuando tengan tiempo y a una sola persona, y si lo hacían era con insolencia y en colusión entre ellas. Gracias a la intervención de la autoridad, un gentilhombre de altas atributos científicas y humanísticas, las empleadas bajaron sus humos y tuvieron que hablar con los familiares. Las relaciones humanas, entre ellas la cortesía es igualmente crucial para proteger y promover la dignidad del hombre, más si es vulnerable. Un trato respetuoso y amable es esencial en cada interacción, y sus implicaciones son profundas. ¡Venga esa diestra distinguido caballero y cabal profesional, doctor Saúl!   (O)

Dr. Edgar Pesántez

Médico-Cirujano. Licenciatura en Ciencias de la Información y Comunicación Social y en Lengua y Literatura. Maestría en Educomunicación y Estudios Culturales y doctorado en Estudios Latinoamericanos.

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