En días pasados una querida amiga escribió sobre la contienda política en la que nos encontramos, bajo una analogía que me ha calado, estamos al final de una gruta oscura y solo tenemos dos alternativas, quedarnos ahí o intentar escapar por una pequeña grieta, y ella como muchas, elegimos la grieta. Para encontrar la grieta ha sido necesario un análisis serio que resume en no seguir entregando el poder a quienes per se ya tienen un macro poder: el económico.
Y dejo claro, hay muchos aspectos que no comparto con Luisa González, ni con su movimiento político, su conservadurismo y fe no comulgan con mi feminismo y mi filosofía de vida en la cual promuevo el derecho a la libre decisión y al aborto, y estoy segura, en caso de que gane, que estaré vigilante al avance en materia de derechos y de que ninguna iglesia ni líder religioso meta mano en las decisiones políticas del país, pero jamás me podría alegrar de que la extrema derecha neoliberar continue liderando este país para bien de si mismos.
De las más pequeñas grietas en el asfalto surge vida que es capaz de reverdecer el mundo, ahí esta una salida, aunque sea estrecha. Lo otro, lo contrario, nos ha dejado sin sentido de justicia, vacíos de mañana, con niños desaparecidos por las fuerzas del orden, con discursos de odio, con caminos desandados. (O)
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