El 13 de abril de 2025 tendrá lugar el balotaje que elegirá a quien dirija los destinos del Ecuador, que haga honor a la democracia, aún con los errores o defectos que ésta implica, distanciándonos de dictadura y abuso del poder, de amenazas y denostaciones como praxis usual en el manejo del Estado. Es demasiado importante la defensa de los derechos humanos, el poner freno, a la narco violencia, a la defensa del dólar y el poder adquisitivo de los ecuatorianos.
Se instalará la nueva Asamblea, que ojalá resulte diferente; cuenta con 66 curules de ADN y 67 de RC5, además de pequeñas fracciones de minoría que, sin embargo, poseerán un papel protagónico para conseguir mayoría absoluta, en un país dominado por la polarización y la pugna de grupos de poder, alimentando la desesperanza de un pueblo famélico de futuro, paz, trabajo, salud, etc.
Cuán importante e impostergable resulta conseguir un acuerdo de respeto, de consenso por el Ecuador, país que está cubierto de peleas, vejaciones y acciones que impiden su crecimiento, por el fanatismo de quienes no admiten que los demás piensen diferente, asunto que es parte de la diversidad política, en tanto en cuanto ella respete al elector y no lo utilice en base de engaños y embustes en período de campaña electoral, para distanciarse del ejercicio político ético y jurídico. La oferta debe ser cumplida y el pueblo tiene derecho a exigir planes y no ofensas de personajes agraviadores frente a millones de ecuatorianos como sucedió en el famoso acto denominado “debate”, que de ello no tuvo nada, en un proceso de teatralización de la Política.
Llega la hora de pelear contra la corrupción y la praxis de políticas enfermizas en el controversial CPCCS, desenmascarando a quienes hacen nidos de corrupción en organismos que no deberían existir con tales propósitos.
Se alimenta el subdesarrollo y la penetración del crimen organizado, lejos de impulsar la construcción del País entre gobernantes, pueblo, instituciones, academia y todos quienes practiquen la honestidad. (O)