Este mes se conmemoran fechas de relevancia para el destino de la Patria, recordando momentos que han dejado huella en nuestra historia. Entre ellos la Semana Mayor, el Día Mundial de la Salud, la Fundación de Cuenca, el Día del Maestro, el Día de las Américas, la Cantonización del Sígsig, el Día Mundial de la Tierra, el Día del Idioma Español… Cada una invita a reflexionar sobre nuestra identidad colectiva y a rendir pleitesía a aquellos que, en el pasado, forjaron el camino de bienestar.
También presenta un reto crucial para el destino del Ecuador: la elección presidencial que definirá el rumbo inmediato de la Nación y su legado histórico. La disyuntiva es entre dos corrientes que, carentes de ideologías claras que sí de ambiciones evidentes, la una arrastra un pasado de terror y sufrimiento. Dependerá de la capacidad de discernimiento para evitar que el fuego de los incendiarios del crimen y el latrocinio retornen a disipar los cimientos de la democracia.
No obstante, desde el primer día de cualquier administración, estaremos prestos para alzar la voz en defensa de los intereses del pueblo, escudriñando sus mezquindades y apoyando todo aquello que contribuya al futuro de la Patria, honrando así a quienes lucharon por un país libre y soberano, como la señera figura de don Juan Montalvo Fiallos, nacido precisamente el 13 de abril de 1932.
El liberal ambateño se erigió como un maestro a través de la impactante cátedra de su pluma y su legado se entrelaza de manera significativa con el Día del Maestro Ecuatoriano. Tras el asesinato del “gran tirano y constructor”, don Juan proclamó con fervor: “Mi pluma lo mató”. Estas palabras reverberan hoy como un recordatorio de la lucha incesante por la libertad, así como de la importancia de mantener un compromiso firme con la justicia y la verdad. Que su vida y obra inspiren a seguir adelante por un futuro en el que los derechos y las voces de todos sean escuchados y respetados.
Don Juan Montalvo fue perseguido y exiliado varias veces por los arbitrarios y ambiciosos del poder, por patrocinar sin doblez los derechos, la justicia, la libertad y la democracia, como lo fue Fernando Villavicencio Valencia, inclusive inmolado por denudar a la delincuencia organizada. Muchas veces Montalvo apeló a la juventud a despertarse de la modorra y defender junto al pueblo sus intereses, exclamando: “¡Hay de los pueblos en los que la juventud no haga temblar a los tiranos!”. (O)