Llega la hora de ir a las urnas para consignar nuestros votos para la designación de un presidente de la República. Estamos constreñidos a votar por uno u otra. Situación difícil y angustiante pues a nadie con dos dedos de frente se le puede escapar el hecho de que se trata de una coyuntura sumamente complicada. Basta con el hecho de ver al prófugo ejerciendo impúdicamente de “jefe de campaña” de la “Rana René” para que se nos pongan los pelos de punta.
Nadie puede olvidar que cuando ese prófugo era antes el “jefe de campaña” la elección concluía con un tremendo fraude electoral, casi siempre después de que hubiera ocurrido el “apagón informático” ejercido con toda la desvergüenza posible y hasta condecorando a quien humildemente se avenía a cumplir las tramposas disposiciones de aquel sátrapa.
Resulta inconcebible el hecho de que después de haber conocido los innúmeros actos de corrupción cometidos por la RC todavía haya gente que se sienta animada a darles sus votos. Comprendo, en fin, que lo hagan los que están ansiosos por conseguir un cargo público en el cual tendrán la oportunidad de enriquecerse de manera obscena, igual que lo hicieron los de la pandilla. De estos unos pocos han sido pillados y están pagando su culpa en la cárcel. Un buen número permanece en calidad de prófugos y la mayoría están como delincuentes anónimos que se han valido de todos los recursos posibles para evitar que la justicia les vaya atrás y les atrape. Pero me resulta increíble que personas cultas, de apariencia honorable, apoyen a la pandilla de rateros e inmorales que durante diez años aprovecharon, sin vergüenza, para enriquecerse y lucrar con dineros públicos y para dar rienda suelta a su vanidad y fungir de gente importante.
El destino del Ecuador depende del resultado de la próxima votación. No sólo por los cuantiosos robos que se estarán aprestando a cometer sino por la continuidad del orden democrático. Al igual que los demás socialistas de América como Maduro, Castros, Ortega, estarán ya planificando las formas de eternizarse en el poder. En forma desvergonzada ya anuncian la desdolarización, recurso infalible para hacer posible la ruina completa del país. (O)