Nunca antes, jamás se ha visto un ultraje tamaño a la ciudad de Cuenca, como cuando este grupo insalubre de Quito llamado Mugre Sur, el viernes pasado insultó la dignidad de los cuencanos en una presentación de odio y paranoia, organizada por la prefectura del Azuay bajo el título BAKANSOTE DISCO, en la cual un integrante disfrazado, en un espacio en donde habían menores de edad, dedicó una canción, como él dijo, “lastimosamente al 52% de florindos hijos de la gran puta”; y luego con un vocabulario terriblemente soez se encargó de insultar la gestión del gobierno. En diciembre pasado en Quito, este grupo auspiciado por Pabel Muñoz, hizo el simulacro de ahorcamiento del presidente Noboa, con lo cual queda claro que estas manifestaciones serían parte de una estrategia de la RC para denigrar a quienes no comulgan con la tendencia. Si esto hubiese ocurrido en el gobierno de Correa, ya estarían sitiados o encarcelados los actores de esta farsa; si por nada fueron perseguidos Jaime Guevara y los 10 de Luluncoto, ¿recuerdan? Cuenca y Quito deben castigar en las urnas estas humillaciones.
Pero igual de reprochable es la propuesta de inicios de semana de la candidata Luisa González, al plantear la creación del grupo denominado “gestores de paz”, que supuestamente serviría para cuidar y alertar a los ciudadanos de los barrios, de la delincuencia. Este proyecto es la copia calcada de los “comités de defensa de la revolución” de Cuba, los “colectivos” del chavismo-madurismo en Venezuela, o los “sapos” de Nicaragua. Son estructuras de campaneros y mercenarios para espiar y delatar a vecinos, compañeros de trabajo y todo aquel que se “atreva” a dar criterios en contra de estos regímenes dictatoriales.
Estas iniciativas de terror han terminado con la libertad de opinión, la capacidad para entender sin sesgos la realidad nacional y del mundo; han socavado los más preciados valores de un ser humano como son el pensar, reputar, debatir, reunirse con los amigos para intercambiar criterios políticos, proponer cambios a quienes gobiernan. La gente se pregunta ¿cómo es posible que los cubanos, venezolanos, nicaragüenses no despierten contra esta barbarie? La respuesta es clara: son silenciados, amenazados, encarcelados, torturados, desaparecidos, y hasta expulsados de sus países, como el caso de políticos de oposición, jóvenes líderes, dirigentes gremiales, ciudadanos en general y hasta sacerdotes como en Nicaragua.
A pocas horas de ejercer el voto en los comicios presidenciales más importantes del Ecuador de los últimos tiempos, la disyuntiva es: seguir en la lucha contra la delincuencia, la inseguridad, el narcotráfico, mantener la independencia de opinión, la perseverancia para lograr un empleo o emprendimiento dignos, sostener el modelo de la dolarización, y el crecimiento económico; o, la eliminación de la libertad de expresión, las incautaciones como la de La Clementina, el salvoconducto a Glas, la impunidad de sentenciados, el retorno de los prófugos, la desestabilización económica cuando ya dijeron oficialmente que utilizarían las reservas internacionales para quién sabe qué propósitos, porque para ellos es solamente cuestión de “voluntad política” Advertidos estamos. (O)