Iniciamos la Semana Mayor, tiempo de recogimiento cuyo camino espiritual se prepara a lo largo de la cuaresma. Este camino, bien puede ser visto como un proceso, o talvez como el espacio que se recorre para llegar a una meta o un propósito. Los fines planteados no son limitados. Es decir, la victoria sobre algo, o el trofeo que en principio buscamos, puede tener “actualizaciones” en el transcurso de los días y el trayecto sobre hasta dónde queremos llegar. La maduración de ideas, las expectativas y percepción sobre qué es el éxito para cada uno, y el reconocimiento continuo del bien sobre el mal en cada acción y situación de nuestras vidas, permite que constantemente asumamos un nuevo compromiso sobre cómo caminamos hacia la meta, extendiendo cada vez un poco más la pista, o haciendo que el punto de llegada, se convierta en un nuevo punto de partida; es decir, renovamos los anhelos.
En el libro Camino, de San Josemaría Escrivá, se reflexiona sobre encontrar los caminos de oración. Se considera un best seller de la literatura espiritual, porque llama a hacer una máxima apreciación y acción sobre la vida del cristiano en toda obra de su día, cada día de su vida. Es reconocer que Dios está presente en toda ocasión, que nos habla a través de las personas, y que Su Palabra está viva para nosotros. Si ponemos atención a los detalles, tendremos esa oportunidad de renovarnos, de buscar nuevos caminos, esos que son reconfortantes, caminos del bien, caminos a la paz, y generar nuevas alianzas de promesas y resurrección. Nos invita a lograr una vida en santidad desde lo ordinario y lo cotidiano.
El camino que cada uno recorre, conlleva una responsabilidad de actos, pensamientos y sentimientos eligiendo siempre el bien. Recuerde que algunos filósofos, como Comte-Sponville y Descartes, han presentado sus hipótesis y tratados sobre cómo no bastan definiciones y pruebas de existencia para refutar la inexistencia, que el simple hecho de tener una idea de Dios ya es la huella que Él mismo deja, y que la posibilidad de distinguir entre el bien y el mal, eligiendo el bien y ser libres en oposición a elegir el mal y hacernos esclavos, es también algo dado por gracia de Él. En estos días, podemos acompañar el camino de la cruz y reencontrarnos con la fe y esperanza del bien eterno. (O)