Con el sonido de tambores acercándose, por el juicio político contra el presidente Lasso ya en proceso de admisión, las opiniones comenzarán a distribuirse en las redes sociales con la velocidad de una fogata encendida en bosque seco. Y con las mismas lamentables consecuencias que el incendio forestal.
La explicación es sencilla, en temas políticos es más difícil ser objetivo. Los sesgos de percepción, de exposición e interpretación operan con más facilidad. Por ejemplo, quien revise Twitter está condenado al resultado del algoritmo que siempre le mostrará aquellas opiniones con las que hay más afinidad. Quien escuche radio sintonizará aquellas entrevistas más conservadoras o progresistas, según su inclinación política. Como eso no cambiará en estas semanas, las conclusiones sobre culpabilidad o inocencia dependerán del dial que haya sintonizado.
La dieta comunicacional guarda correlación con los sesgos personales, por ello, para quienes deseen hacerse una opinión fundamentada en la pluralidad de voces tendrán que forzarse a cambiar sus costumbres. Escuchar Radio Pichincha junto con Radio Democracia. Leer La República y La Posta. Revisar cuentas en Twitter sabiendo con certeza a qué tendencias políticas responden cada una. Sin embargo, al final de todo este esfuerzo, se sabe que los tambores de juicio dejarán de sonar dependiendo de lo que esté sobre la mesa, del manejo político de la oposición o del oficialismo, indistinto de las responsabilidades políticas que son las que deberían primar en el debate.
