Todo aquello que se comunica, de manera intencional o no, en el contexto posterior a una elección forma parte de la comunicación de un gobierno. En este caso, el poder Ejecutivo, recientemente elegido, tiene la responsabilidad de dar claras señales de sus prioridades a partir de la agenda y los temas en los que su administración se va a concentrar. Hace dos años estos giraron en torno a la vacunación, la coyuntura dice que en esta oportunidad deberían girar sobre seguridad. Las evidencias muestran otra cosa.
El primer gesto suele ser el discurso de victoria. El espacio fue su casa en Olón, los invitados, la familia, unos cuántos adherentes, las imágenes de amistades llegando en helicóptero y la seguridad que copaba espacios en cámara y en físico fueron la tónica que rodeó un muy corto discurso sobre el triunfo de un “proyecto improbable” de un nuevo Ecuador.
El siguiente momento, la visita a Carondelet donde los titulares se volcaron a la presencia de la imagen más antigua y tradicional en la política representada en Alberto Dahik, cuya pronta aclaración de ser un principal asesor de gobierno y nada más, fue más bien una reacción apurada antes que una expresión propuesta de manera estratégica de comunicación gubernamental. Si la presencia de Dahik presentó ruido en la primera imagen de transición, también fue noticia la ausencia de la vicepresidenta Verónica Abad, quien no fue parte de la comitiva.
El tercer momento es la información enviada desde sus redes sociales o desde su equipo de prensa. Su llegada a Italia, recibido por el cuerpo consular ecuatoriano para ser atendido por oficinas de organismos no gubernamentales como el Instituto Ítalo latinoamericano, para hablar de cooperación internacional en manejo de drogas, entre otros temas. Hasta ahora expresiones de necesidades y buenos deseos. Esto junto con la llamada telefónica al mandatario español, Pedro Sánchez, sobre la renombrada Visa Shengen.
Mientras tanto en Ecuador, los vicepresidentes, entrante y saliente, celebraron su primera reunión, con toda la cobertura mediática nacional que, a falta de noticias presidenciales, cubren con total despliegue lo sucedido en la Vicepresidencia. Verónica Abad presentó al equipo de transición con mayoría de mujeres y con enfoque social y técnico. Cierra la jornada publicando una pieza propagandística que, contrario a sus convicciones, pone el foco en el triunfo de los sueños de las niñas capaces de llegar a espacios de decisión y poder, gracias a políticas de equidad y paridad de género, que, ironías de la vida, son aquellas a las que la flamante vicepresidenta tanto se opuso en Cuenca.
