En los regímenes presidencialistas, el titular del Ejecutivo desempeña las funciones como jefe de Gobierno y como jefe de Estado, respecto al segundo, dentro de sus atribuciones se encuentra la definición de los aspectos más relevantes de la política exterior, su capacidad para suscribir y ratificar tratados internacionales, así como el nombramiento de embajadores.
En este sentido, desde el punto eminentemente jurídico, bien puede el presidente de la República, delegar una o varias funciones a la vicepresidenta, pues de conformidad con el art. 149 de la Constitución de la República, esta ejercerá las funciones que éste le encargue.
No obstante, la situación política en el plano del Derecho Internacional del Ecuador, a la fecha es particular, pues forma parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el período 2023-2024, y en diciembre presidirá este importante cuerpo colegiado, lo cual expone su política exterior frente al mundo, con lo cual las acciones u omisiones que se presenten tienen una especial atención por parte de los miembros de la comunidad internacional.
Por lo que, el encargo que se oficializó a través de Decreto Ejecutivo NO. 27, en el cual asigna como única función a la vicepresidenta ser “…colaboradora para la paz y precautelar el escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina”, puede valorarse desde dos orillas.
La primera, positiva y hasta un poco ingenua, en la cual, el presidente Noboa, quiere anteponer los buenos oficios del Estado ecuatoriano para la solución del conflicto, y que usa a su vicepresidente como mecanismo, teniendo presente la importancia momentánea que tiene el Ecuador, por su puesto en el Consejo de Seguridad. Situación que, misteriosamente ha sido respaldada por embajadores de grandes potencias.
Y, la segunda, que puede ser más pragmática y apegada a la política, en la cual, intentan “quitarse de en medio” a la vicepresidenta Abad, pues al parecer les resulta “incómoda” para el nuevo régimen, y la forma de alejarse pensando en una posible reelección, es mediante este mecanismo.
En mi opinión, la búsqueda de la paz entre Israel y Palestina es un asunto serio que requiere la atención de la comunidad internacional, y mal haría el Ecuador, al intentar arreglar un conflicto interno, generando falsas expectativas en este sentido. (O)
