El caudal del río Paute está a punto de alcanzar uno de los niveles más bajos desde 1983, con apenas 87,96 metros cúbicos por segundo (m³/s). En 1992 se registró el volumen más reducido con 82,6 m³/s, y en 1995 fue de 83,14 m³/s. Esto también se evidencia en los embalses.

Este afluente es crucial para la generación de energía eléctrica en las centrales hidroeléctricas de Mazar, Paute – Molino y Sopladora, que están en el Austro y que producen cerca del 40 % de la electricidad consumida en Ecuador.

La persistencia del estiaje y la escasez de agua en este río representan una amenaza inminente de cortes en el suministro de energía eléctrica, como ya ocurrió en abril de 2024.

Los embalses tiene poco agua lo que permite una generación normal de energía

La sequía también es evidente en los embalses de estas centrales. Por ejemplo, el embalse de Mazar registró ayer una cota de 2.124,44 metros sobre el nivel del mar (msnm), muy cerca del mínimo operativo de 2.098 metros.

El embalse de Paute – Molino registró ayer una cota de 1.985 msnm, cuando el mínimo para su operación es de 1.975 metros. El embalse de Sopladora se situó en 1.314,42 metros, apenas por encima del mínimo de 1.312.

Un panorama similar pasa con la central hidroeléctrica Minas – San Francisco, que en cambio es alimentada por el río Jubones. La cota de su represa llegó a 784,05 msnm cuando lo mínimo para seguir operando es 783,33.

Urge tomar medidas para evitar los cortes de energía eléctrica por la falta de agua

De acuerdo con Carlos Fajardo, ingeniero eléctrico y consultor en generación eléctrica alternativa, es urgente tomar medidas a corto, mediano y largo plazo frente al riesgo de “apagones”.

“Una de las medidas y que ya lo hecho el Gobierno Nacional es pedir a las fábricas e industrias que tienen motores de generación eléctrica que los usen y dejen de utilizar la energía pública hasta que las condiciones mejoren…”, señaló.

Acotó: “otra medida a corto plazo es intensificar las campañas para ahorro de energía en los hogares, poner a funcionar barcazas y estaciones de generación con combustibles y solares, y reducir las pérdidas no técnicas…”, manifestó.

Entre las medidas a mediano plazo están, por ejemplo, concretar el proyecto Cardenillo, para aprovechar el agua del Paute. Este proyecto requiere una inversión de cerca de 4,9 millones de dólares.

“Hay otros proyectos pequeños como, por ejemplo, Soldados – Yanuncay, que está en Cuenca; y el Multipropósito Agustina, en Girón, que ya deben comenzar su construcción…”, expresó.

Proyecto Santiago una alternativa para asegurar la producción de energía

Indicó igualmente que una medida a largo plazo es la construcción del proyecto hidroeléctrico Santiago, que está en Tiwintza, Limón Indanza y Santiago de Méndez, que requiere unos 3.000 millones de dólares.

Para Tito Solano, ingeniero eléctrico e investigador en generación eléctrica, es necesario que el Estado enfoque sus esfuerzos en otros tipo de producción de electricidad, en especial, con el viento, el sol, gas y algunos combustibles.

“Somos un país que dependemos casi completamente de la energía producida con el agua y este recurso como vemos ahora cada vez es menor, entonces hay que pensar en otras alternativas…”, insistió.

Energía con el viento a falta de agua en los embalses

Puso como ejemplo de esto el Proyecto Eólico Minas de Huascachaca (PEMH), que costó cerca unos 90 millones de dólares y que tiene una capacidad de 50 MW. Está en el límite de Loja y Azuay.

También citó como ejemplo la central Termogas Machala, ubicada en Bajo Alto, en El Guabo, en El Oro. Esta actualmente no opera a toda su capacidad debido a algunos factores como el mantenimiento y una adecuada provisión de gas.

Asimismo recordó que en Morona Santiago hay proyectos de energía solar que ayudan a comunidades enteras a tener electricidad, debido a que a estas no pueden llegar las redes para dotarles de energía hidroeléctrica. (CSM)-(I)