¿Qué son los valores?

¿Las cosas tienen valor en sí mismas o lo tienen porque nosotros se lo asignamos? Este fértil dilema de la axiología, en cualquier caso, no responde a la pregunta sobre qué es un valor. Evidentemente los valores no están flotando en el aire, están atados a cosas o situaciones específicas. Si la cosa bella desaparece, desaparece la belleza, no obstante, la idea de lo bello permanece. El adjetivo no se borra con el fin del objeto. Pero pensemos en valores como la libertad. A pesar de que la realidad continuamente le pone trabas, la libertad subsiste. ¿Por qué? Estas ideas persistentes, que bien podrían ser catalogadas como ideales, algo que hasta donde sabemos, son cristalizaciones de la memoria colectiva, núcleos de sentido que poco tienen que decir sobre el pasado, porque tienen como horizonte el futuro, el deber ser. Sin este deber ser no podemos juzgar el presente, es decir, lo que es. Se entiende entonces que, una epistemología basada solo en lo que es (el positivismo), en un momento dado pierde el sentido del mundo. Así la ciencia pierde el sentido del mundo porque es incapaz de valorarlo sobre la base de un ideal. El mundo se corrompe, mientras el progreso solo se asienta en sí mismo, sin ningún fin. La paradoja está en que los valores, aquello tan preciado de lo que hablamos como fundamento de la educación y la cultura, resulta ser el fundamento de la oposición (negativa) al mundo, que le permite guardar razón y armonía. Pero le tememos tanto al pensamiento negativo…(O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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