Como sacado de un guion, Leonidas Iza ha amenazado al gobierno. Sí, ha dicho que si no cumplen sus exigencias entre ellas, la destitución de los ministros de Energía y Minas y de Defensa, así como la suspensión de la adjudicación del campo petrolero Sacha, convocará a los ecuatorianos a “proteger los recursos del Estado”.
Algo huele mal. Parece que la historia de octubre de 2019 está por repetirse. En aquel entonces, hizo lo mismo contra el gobierno de Lenín Moreno. Exigió mesas de diálogo para discutir sus demandas y levantar las protestas, mientras el país se sumía en un caos que costó millones de lucas.
La receta es la misma. Tomas de pozos petroleros, bloqueos de vías para generar desabastecimiento en los mercados, paralización de importaciones por la obstrucción de carreteras interprovinciales y, por supuesto, disturbio en las ciudades. La presión de estos líderes es tal que los gobiernos de turno terminan de rodillas.
Pero claro, protestar es un derecho. Si no, viviríamos en una dictadura como la de Venezuela. La Constitución ampara la resistencia, no hay duda. Pero quebrar a un país solo para imponer una agenda política es otra cosa. Para eso están los procesos democráticos.
El gobierno de Nobita tiene que ser más efectivo. Tomar al toro por los cuernos y transparentar la información. Pilas. Les dejo un mensaje que no me han pedido. Tienen que explicar claramente cuánto recibirá el Estado por la adjudicación del campo Sacha. Mostrar que la operación actual no está dejando las regalías esperadas y que la ineficiencia de la petrolera estatal obliga a tomar esta decisión.
Es chaucha. Pongamos un ejemplo para guaguas. Tengo cinco manzanas, de las cuales dos doy a Verito, que es la más chiquita. Ha Rafita dos y una para Luchita porque sí ha comido la sopita. Si no lo hacen de forma “lúdica”, Leonidas concretará su objetivo electoral. (O)
