Recorre las calles de la plaza central de Ricaurte. Mira a todos lados atento a cualquier movimiento que parezca sospechoso. Orgulloso viste de policía portando un tolete, la linterna, esposas y una pistola de juguete. Todo esto hace Juanito Huiracocha, de 64 años, para sentirse útil con su parroquia.
Labora todos los días a partir de las 07:30, ya que empieza el movimiento comercial por el ingreso de los estudiantes a las escuelas. Acostumbra a ubicarse en las esquinas para tener una mejor visión de lo que sucede. Saluda con todos, es respetuoso, humilde, bastante colaborador y querido por los vecinos.
Cuida los vehículos estacionados, avisa a los policías del destacamento parroquial de la presencia de personas libando o realizando otros actos indebidos. Cumple un rol fundamental pese a su estatura y limitaciones para hablar, demostrando que cuando se quiere todo es posible.
Juanito viste con las prendas regaladas por la Policía
Las prendas que usa le regalan los policías que cambian de destacamento para ir a otra locación a cumplir su labor. Recuerda a un sargento que le obsequió la camisa y la gorra, a otro que le dio el tolete, los zapatos y el resto de prendas.
Tiene un cinturón con la hebilla grabada el escudo de la institución policial. En su camisa luce una insignia con la imagen de la Virgen María, cree mucho en ella por ser milagrosa, se encomienda a cada instante para que lo proteja de cualquier situación.
Sonríe cuando alguien reconoce la importancia de su trabajo por la seguridad. Atribuye su ímpetu a sus padres fallecidos hace unos años atrás, quienes se sacrificaban para que no le falte nada a él y a sus cinco hermanos (tres mujeres y dos hombres).
Vive solo en el sector San Jacinto, su única compañía son cuatro cuyes que cría en su hogar. Aprendió de su mamá la pasión por el campo, el tener animales de crianza y preparar los cuyes asados.
Juanito cumple un sueño de niño
Comienza hace 8 años aproximadamente como colaborador de la policía, ganándose el aprecio de todos. Cumple un sueño que tuvo desde niño, veía a los uniformados realizar los patrullajes por la parroquia, ayudar a las personas, capturar a los ladrones.
Era consciente que por sus condiciones físicas no podía estudiar, ni formarse como oficial. Sin embargo, siempre decía que algún día trataría de imitar lo que hacen los policías.
Las cosas se le dieron, tuvo esa oportunidad para cumplir su sueño, ganando uno que otro dólar que le regalan los vecinos por su trabajo. Los policías del destacamento de Ricaurte lo ven como un compañero más, caminan junto a él, escuchan lo qué les informa, atienden junto a Juanito las emergencias dependiendo de los riesgos.
El sargento Rafael Andrade, quien está al frente de la unidad móvil de Ricaurte, menciona esto destacando el trabajo de Juanito. “Las personas ven la presencia de Don Huiracocha, como le decimos nosotros, para retirarse. Sino le hacen caso, llegamos nosotros, actuamos para desalojarlos”, asegura Andrade.
Los dueños de los negocios se sienten seguros cuando lo ven rondando las calles. Saben que él tiene contacto directo con los policías, además que es buena gente, tranquilo y amable.
Carolina Lucero, empleada de un local en la avenida Antonio Ricaurte, dice que Juanito creó su personaje como policía, lo hace muy bien, da resguardo, cuida, y conversa con todos.
El protagonista de esta historia ahora tiene un nuevo sueño, aspira que algún día la plana mayor de la Policía Nacional llegue a su parroquia y le rindan honores por su trabajo. Mientras espera, seguirá caminando y dando seguridad a todos. (BPR)-(I)
DETALLES
64 años tiene Juanito Huiracocha, reside en el sector San Jacinto. Todos los días labora en el centro parroquial.
Las autoridades de la Junta Parroquial, de la Tenencia Política y la población aprecian el rol que cumple por la seguridad.
Trabaja desde las 07:30 hasta las 13:30, pues por las tardes está en su hogar para cuidar a sus cuyes.
EL MERCURIO conversó con ‘Juanito’
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