Pensar antes de hablar, para muchos individuos, mas aun sin son políticos, es regla difícil de aplicar.
Posiblemente esto le pasó a la ministra de Energía, Inés Manzano, quien vino a Cuenca, se supone a cumplir alguna agenda provechosa, pero terminó amenazando a la ciudad, enfrentándose con sus autoridades y lanzando duras advertencias en contra de ETAPA EP, la empresa municipal valorada no solo dentro del país sino allende de sus fronteras.
No es chauvinismo, pero ningunear a esa empresa es provocar a toda Cuenca. Acusarla de mentir es quererla meter en el ring donde se bronquean las bajas pasiones, los intereses políticos de poca monta, como ocurre en Guayaquil, respecto de la frenada construcción del paso a desnivel en Los Ceibos.
Según Manzano, ETAPA mintió en su informe relacionado al impacto ambiental que acarreará la explotación minera en el proyecto Loma Larga.
Se trata de un informe eminentemente técnico, elaborado por profesionales de esa empresa, no uno hecho bajo presiones ni para apuntalar la política extractivista en los páramos donde se origina el agua, son fuente de vida y, por lo tanto, son sensibles y frágiles.
Bien hace el acalde Cristian Zamora en exigirle a la ministra entregue el informe elaborado por la Zonal del Ministerio de Ambiente, con sede en Cuenca, cuyas conclusiones son similares a las de ETAPA.
He allí el reto para descubrir quien miente. Y más todavía, tal cual propone el alcalde, contratar expertos imparciales para que hagan nuevos estudios.
Amenazar con retirarle a ETAPA las competencias para el manejo del Parque Nacional Cajas, una de cuyas áreas de amortiguamiento es Kimsacocha, donde aterrizó el proyecto minero, primero, es querer abofetear a Cuenca en su propia casa; segundo, sería alimentar al centralismo cuyos adláteres no tendrán idea ni compromiso.
Ojalá el Presidente Noboa pida explicaciones a su ministra, hasta para querer volver a Cuenca con la frente en alto.
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