Decíamos que Cuenca, a lo largo de su historia, ha forjado una tradición festiva navideña sostenida en la Fe, religiosidad y creatividad de su gente y expresada en cultos de profundo raigambre popular como el Árbol de Navidad, los Nacimientos, la Nochebuena, Pases del Niño y los Villancicos que definen, con particularidad, el paisaje sonoro de nuestra temporada navideña.
Los Villancicos, siendo universales, en nuestra ciudad adquieren características que se identifican con la profunda convicción religiosa, vocación ritual, poética y juglar de su gente, de ahí que se les llame Villancicos Cuencanos o Tonos del Niño Cuencanos, anónimos muchos de ellos, conservados y transmitidos por los maestros de capilla, por músicos y cantautores, musicólogos y educadores, en fin, artistas dedicados a la educación musical, a la dirección de bandas, grupos o dirección coral como el Prof. Vicente Escandón Astudillo+, educador de primaria, secundaria y educación superior, arreglista, intérprete de piano y director coral, de quien, en esta ocasión, recordamos la grabación; “Villancicos de Cuenca del Ecuador”, interpretado por el Coro Polifónico “Ciudad de Cuenca” bajo sus arreglos y dirección y el acompañamiento de Rubén Mosquera, Roberto Orellana y Luis Jara, una selección de 12 villancicos cuencanos. Lado A: ‘Gloria Cantando en el Cielo’, ‘Oh Jesús tiernecito’, ‘Que de alegrías’, ‘En noche tan fría’, ‘Festejemos todos’, ‘Yo te adoro Jesús mío’. Lado B: ‘Mi Dios humanado’, ‘En el portal de Belén’, ‘Peregrino Jesús mío’, ‘De la milicia del cielo’, ‘Zagales a prisa’, ‘Hola Huiracocha’. Publicación de la Universidad Católica de Cuenca.
Creo que todos o la mayoría alguna vez en la vida, tantas navidades vividas, cantamos, tarareamos o escuchamos con alegría alguna o todas estas canciones-plegarias-invocaciones a Jesús nacido en Belén, igual creo que, ahora, recordamos con beneplácito y nostalgia también. En lo personal, en mi infancia disfruté de muchos de estos villancicos con el coro parroquial, silbatos de agua y melodio del Maestro de Capilla y, más tarde, escuché con asombro cantar en Quechua, “En noche tan fría” al escritor Manuel María Muñoz Cueva, recordando a su maestro el Padre Jesús Arriaga. Regalos de la Vida. (O)
