Casi pasó inadvertido por la sociedad ecuatoriana, no así para los que acompañan a Cecilia Fárez en esa lucha desinteresada por sacar adelante al deporte y pulir a esos diamantes que pronto brillarán y harán flamear por todo lo alto la bandera del Ecuador.
En 2019, la Unión Internacional de Triatlón (ITU) reconoció a la entrenadora cuencana como la imagen de América entre las cinco mujeres del mundo dedicadas a desarrollar el triatlón sobreponiéndose a diversos obstáculos como los sociales o culturales.
“Para mí fue súper importante, es dar valor a mi trabajo”, confiesa Ceci. Un trabajo que es silencioso, poco reconocido incluso cuando aquel diamante es muy valorado en el alto rendimiento. En esta cuarentena, planifica y entrena a cerca de 26 deportistas de las categorías formativas de la Federación Deportiva del Azuay.
Aprovecha las plataformas digitales para dirigir cada sesión. Elige un horario que sea cómodo también para los padres con la finalidad que se inmiscuyan un poco más en el deporte que apasiona a sus hijos y de paso para que hagan algo de actividad física desde casa.
Motivación
A la par de esta rutina, está capacitándose para conseguir la insignia (licencia) 2020. Meses atrás por una beca del Programa de Desarrollo de la ITU, viajó a Incheon, República de Corea, y es la única en el país en poseer el certificado de actualización de Entrenadores ITU Nivel 2.
“Esas cosas a uno le ha motivado a salir adelante, a mejorar, a buscar más cosas. Uno siempre busca mejorar a nivel personal y profesional porque se va a ver reflejado en sus deportistas y en la ayuda que le brindamos para que cumplan sus objetivos”.
Igualdad
En ese crecimiento, no todo ha sido color rosa. Confiesa que, en su mismo trabajo, “hace años tuve problemas y fuertes porque me gritaron, me hablaron mal”, todo por buscar igualdad de condiciones.
“Muchas mujeres vivimos eso, la desigualdad. Vivimos en una sociedad machista, ven a la mujer como un objeto a veces hasta sexual, de adorno, mas no a una mujer que puede tener las capacidades para estar en igual rango de un hombre entrenador, esas cosas le deja a uno mucho que pensar”.
Ceci tiene 33 años y su mayor anhelo es ver triunfar a más entrenadoras. “Esos pequeños pasos que he dado, me gustaría que den mis compañeras. Creo que son excelentes, pero como que les falta ese empujón… Entre las mismas mujeres necesitamos sumarnos y apoyarnos, a veces somos muy individualistas, cada una por su dirección. Es una de las falencias que hemos tenido para no despegar”. (BST)-(D)
