OPINIÓN|
La historia es bien conocida. A comienzos del mes de julio, el COE Cantonal, ceñido a la norma y al simple sentido común, había solicitado al COE Nacional la ampliación del toque de queda a partir de las 19h00 y la prohibición de la venta de licores durante dicho periodo. Y supongo que usted, como yo, se habrá sorprendido e indignado ante la impertinente negativa, bajo el ridículo argumento de que “no es factible realizar la modificación de los parámetros de semaforización de cada cantón, por cuanto, los mismos fueron analizados de conformidad al tiempo que la ciudadanía requiere para desarrollar sus actividades comerciales.”
Y es aquí donde yo me pregunto dos cosas: Primero, si tanta es la necesidad de mantener una homogeneidad en todo el territorio ¿Cómo es que las normas se aplican a todo el país menos a Quito? Y en segundo lugar, si bien es cierto que el cambio de semáforo fue algo que todos aplaudimos pues nos permitió retomar la actividad económica ¿Qué aporte hace a la recuperación económica el correr el toque de queda hasta altas horas de la noche?
Desde luego, las cosas caen por su peso, y el pasado 22 de julio el COE Nacional ha emitido una resolución, mal y tarde, acogiendo lo que Cuenca propuso tres semanas atrás. ¿Por qué no lo hicieron oportunamente y cuando Cuenca lo sugirió? ¿Querían que la idea fuera suya? Bien, que así sea. Ahora mismo son las vidas, y no los apetitos políticos, lo que debe tenerse en cuenta. Además, creo que no todo está dicho. Y creo que es hora de pedirles a los altos funcionarios del régimen que se olviden del año electoral y dejen de tomar decisiones políticas para empezar a tomar decisiones técnicas y aportar los recursos que Cuenca necesita para sostener el cerco sanitario. Y sobre todo, más que pedir creo que es hora de exigir. De defender la autonomía y comunicarles que las decisiones aquí se tomarán les guste o no, porque las equivocaciones se pagan en vidas… (O)
