OPINIÓN|
Los retos que el país debe afrontar son infinitos. ¿En medio de qué nos encontramos para el tiempo por venir?
El Ecuador debe afrontar un histórico momento. Hay una crisis social, económica y política. No hay dirección y de por medio ha crecido un sentido de incertidumbre y la pandemia del Covid- 19 se alargará y no muestra un fin a corto plazo.
Hay una serie de tareas y adecuaciones a las que cada ecuatoriano estamos obligados. En medio, la transformación de nuestra forma de comprender la realidad y prioridades. Claramente la urgencia es tutelar la vida y salud, nuestra familia e integridad. Las soluciones no descansan exclusivamente en el ejercicio del poder político, tienen una dimensión compartida y esfuerzo recíproco. Tampoco se puede descartar que los fines del poder abrazan la búsqueda del bienestar social, por ello que no es menor cuestión sus ejecutorias y definiciones.
El proceso electoral de febrero del 2021 no es cualquiera, de por medio, la proyección del país, levantarlo de un difícil momento y la subsistencia de la comprensión Estado. Hay una crisis institucional, corrupción y viveza en todo. Se requiere de un gobierno que corrija el abuso de oscuras ambiciones, que abandere la ética y entregue institucionalidad antes que personalismo y temporada.
La situación económica es compleja. El PIB ha caído en más del 10 % y la reactivación económica es una tarea que requiere eliminar trabas y frenos. Las cortapisas administrativas, la nula agilidad burocrática, la carga impositiva y la certeza de incertidumbre jurídica en el país, son los insumos para desalentar a una -mínima- inversión urgente que estabilice al golpeado sector laboral del país.
No se soluciona con magia. Sí con condiciones necesarias. Es decir, estamos en medio del futuro o estancamiento. (O)
