El fuerte invierno afecta a la vialidad del austro, más concretamente al Azuay.
Derrumbes, macrodeslizamientos, falta de señalización, peor de mantenimiento, forman un panorama preocupante.
Un deslizamiento en las faldas de cerro Mazta, dividido por la carretera Cuenca-Girón-Pasaje, amenaza con llevarse la calzada de esta vía interprovincial.
Hay varias viviendas afectadas, mientras se esperan informes técnicos para descartar o no un potencial colapso del tramo minado por el referido fenómeno.
En estos días, en esa vía se han producido varios derrumbes. Incluso parte de un tramo recién intervenido por la empresa Asfaltar, contratada por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, ha vuelto fracasar, pues se trata de fallas geológicas, como tantas otras existentes a lo largo de la carretera.
El invierno se ha ensañado con el cantón Girón, declarado en emergencia. Hay puentes caídos, viviendas en el suelo y familias damnificadas, ubicadas en improvisados albergues.
En tanto, la antigua Cuenca-Pasaje, una potencial alternativa en casos de fuerza mayor, está abandonada.
En la vía El Tablón-Pucará también hay derrumbes, y en varios tramos el resquebrajamiento de la plataforma es un riesgo para el tráfico vehicular.
Por 20 días, Cuenca está incomunicada con Loja a causa del taponamiento de una alcantarilla en San Lucas, cantón Saraguro. Los pasajeros hacen transbordo; pues no tienen otra alternativa.
En la Cuenca-Molleturo-El Empalme sigue la oposición a la estabilización del cerro cuyo macrodeslizamiento la tiene cerrada en el kilómetro 49.
Autoridades del MTOP advierten la posible rescisión del contrato por parte de la compañía encargada de tales trabajos, aduciendo no tener garantías para cumplir sus obligaciones.
Si eso ocurriera, asistiríamos a lo insólito: un grupo de personas yéndose en contra de los intereses colectivos.
Ante ese panorama urge la mancomunidad institucional liderada por el MTOP pero con recursos y mayor capacidad de reacción, sin perder de vista los daños viales en otras regiones.
