Hasta hace solo un lustro, Quingeo se mantenía en silencio. Sus gentes únicamente salían los domingos, los terrenos se mostraban desolados y las pocas casas que habían parecían inhabitables. La parroquia rural era un lugar alejado de la ciudad. Sin embargo, hoy, la realidad es otra. De a poquito, Quingeo ha mostrado otra cara a …











