Cómo no iba a tener su río, mi pueblo, abrazado por dos medias lunas de cerros en contrapunto permanente de bruma y lluvia, garúa, niebla y arcoíris; cerros que le chorreaba, al valle, un sinfín de manantiales y quebradas que, paso a paso, engrosaban un caudal en descenso cristalino entre rocas y arenas color de …










