La reforma propuesta al financiamiento político debe ser el punto de partida para que los partidos se renueven y recuperen su legitimidad. Es momento de construir estructuras sólidas, con presencia territorial constante y no solo durante campañas. La ciudadanía merece organizaciones políticas que representen ideas, no intereses personales.
Los partidos deben invertir en escuelas de formación política permanentes, que preparen liderazgos comprometidos con la ética pública, la democracia y el servicio a los demás. La formación debe ir más allá del marketing electoral, debe cultivar visión de Estado, responsabilidad social y respeto por lo público.
El respaldo ciudadano no debe usarse en la coyuntura de la recolección de firmas para conseguir la personería jurídica ante el organismo electoral, se construye día a día para sostener al partido. Y se logra con apertura, rendición de cuentas, participación interna y coherencia entre discurso y acción. Las organizaciones políticas que asuman este desafío, serán las que verdaderamente lideren el futuro democrático del país.
Hoy, más que nunca, Ecuador necesita partidos fuertes, modernos y conectados con la gente. La reforma es solo el inicio. Lo que sigue, depende de la voluntad y el compromiso de quienes aspiran a gobernar con legitimidad y visión de largo plazo. (O)