“Casa de Dios y puerta del cielo” en nuestro idioma, son las palabras inscritas en latín en el frontis del imponente templo parroquial de San de Luis Cumbe, que en el presente cumple 100 años de haberse construido con tan solo la fe, el esfuerzo y la dedicación de sus moradores. Acontecimiento feliz que el distinguido e ilustre cumbeño, el LCDO. GERMÁN CHUQUIMARCA GUAMAN, ha querido festejar con una magnífica obra de carácter histórico que precisamente lleva ese título. Antes, el autor ya había publicado otras obras de gran interés cultural para su terruño y para los amigos de la verdadera historia, tanto de nuestra provincia como del país, tituladas: “Cien años de historia educativa de la parroquia Cumbe” y “Cumbe, memorias y relatos”.
El lenguaje llano y cercano a la cotidianidad del pueblo, utilizado en sus trabajos literarios y permitido por el género histórico sin mayores exigencias, es compensado copiosamente por la precisión de los datos proporcionados en cuanto a Cumbe se refiere. Escenas patéticas y emocionantes son narradas con tal vivacidad que el lector tiene la sensación de ser testigo ocular de las mismas. El libro DOMUS DEI ET JANUA COELI no solamente se ocupa de describir cuándo, cómo y quiénes hicieron realidad el sueño de todo fiel cristiano en cualquier lugar del mundo —un templo en donde rezar y dar rostro a una parroquia—, sino que también relata el origen de otras entidades de carácter educativo, religioso, social y cultural, dejando bien asentados los nombres de quienes lideraron estos adelantos.
El señor Germán Chuquimarca es un docente jubilado y un luchador infatigable por ver a su tierra natal encumbrada. Pese a sus años y a su salud quebrantada, su deseo de que Cumbe entre en el concierto del devenir histórico de la provincia y del país, con identidad genuina y propia, habla de su calidad humana e intelectual. El Dr. Mauro Ítalo Bravo, miembro de la Asociación Académica Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia, dice: “Por su liderazgo y trabajo incansable, en bien de la educación y de la sociedad, ha merecido muchas distinciones y galardones, como pergaminos, medallas y placas recordatorias otorgadas por las instituciones donde trabajó”.
Abogo para que también la MUNICIPALIDAD DE CUENCA, dejando de lado los compromisos enteramente urbanos, vuelva su mirada a los pueblos rurales, en donde está la esencia todavía virgen de nuestra Morlaquia, y en un futuro no lejano lauree a este modesto y esclarecido investigador. (O)