Resucitación

Los pueblos también resucitan. No necesitan estar muertos, tal como se concibe a la muerte, para despertar, para despegar, para mirar desde horizontes diferentes el camino a seguir, a seguir sin ataduras, sin miedos ni amenazas.

Literalmente, la opresión, el sojuzgamiento, la aniquilación de las libertades, las leyes dictadas pero no cumplidas o cumplidas a medias; las necesidades siempre pospuestas con el mínimo pretexto, si bien no matan a los pueblos, pero les mantienen en constante agonía. Y es lo peor.

Sin embargo, pese a todo, los pueblos se dan modos para resucitar, echando a la vereda a sus  Mesías falsos, a los mercaderes también falsos; botando al suelo la escalera por cuyos peldaños se trepan el oportunismo, la corrupción, la gula por el poder y hasta por el poder eterno; las ansias por el desquite, cuando no las ínfulas para repartirse el país o hacer de su territorio un enclave para todas las fuerzas del mal.

En el mundo actual sobreviven pueblos empujados a la guerra, aquellos gobernados por tiranos, por parejas de esposos sin el menor escrúpulo, por hombrones fajados por la mediocridad y coludidos con las fuerzas del orden a cambio de prebendas, también por individuos a veces salidos de la nada, y por eso mismo se encariñan con el poder y, obscenamente, quieren perpetuarse en él.

Esos pueblos, aun en medio de los temores, de la dispersión, en algunos casos de la diáspora obligada, luchan para resucitar venciendo al tiempo, a la insolidaridad, cuando no a la hipocresía dominada por los grandes intereses, por la imposición hegemónica ejercida por los dueños del mundo, pocos pero poderosos, amos y señores de la tecnología, cada vez más deshumanizante.

Los pueblos tienden derecho a resucitar -a veces deben rescatar ese derecho-, para ser ellos mismo, no otros; para, reconociendo su heterogeneidad, hablar el mismo idioma en pos de entenderse y forjar el desarrollo. 

No podrán elevarse a los cielos, pero sí vivir con dignidad en la tierra.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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