Suena el despertador. Arturo se despereza y sale lentamente de la cama. Un duchazo rápido y el desayuno frugal mientras la mente, siniestra, comienza a repasar los pendientes de la jornada. La oficina, unas cuantas horas y llegar nuevamente a casa, mirar el televisor, dormir y luego, nuevamente, el despertador… Y de pronto una suerte …










