Por contingencia

Luis Ochoa Maldonado

A 20 años de funcionar como moneda nacional, el dólar, la población se encuentra conforme con esta medida cambiaria, considerada la más importante en los últimos 50 años. Sin desconocer el contexto político, social y financiero, que se vivió en el 2000, que obliga a esta medida radical por: el congelamiento bancario, quiebra de bancos, inflación imparable, desempleo abrumador, migración masiva, etc., el comercio formal hacia sus ventas con el dólar, como mecanismo in extremis, para contener el desangre de las alicaídas cuentas fiscales y familiares, que se habían deteriorado en demasía.

Aprender de las crisis, evitando errores que obligan a medidas heroicas, contingentes, por no diseccionar correctamente a los causantes de la debacle, para que purguen con las penas correspondientes, cuando se hace mal uso de recursos, de las coimas, de diezmos y derroche, que traen consigo grandes déficit fiscales, con deudas acumuladas que hay que pagar tarde o temprano, con el peligro creciente de ser caldo de cultivo para los ofrecimientos mesiánicos, sin sustento, como estamos acostumbrados a escuchar en tiempos de elecciones, postergando soluciones, que se volverán dolorosas cuando no se toman a su tiempo en instituciones abiertas, dependientes de los intereses de grupos de autoridad que causan alta incertidumbre.

El país precisa de un pacto social, como la dolarización, para satisfacer necesidades humanas, considerando que las partes en conflicto no confían unos a otros debido a disputas por valores, reclamaciones y posiciones encontradas, en donde pongamos adelante que aspiramos como sociedad, cuales son las expectativas como sector involucrado, evitando las confrontaciones como de octubre, comprendiendo los intereses de las partes con criterios objetivos. Si quienes, ahora teniendo la posibilidad de enrumbar al país, como gobierno y oposición no son capaces de un derrotero que garantice la paz. A lo mejor como la dolarización llegó pueda aparecer una medida drástica con más sufrimiento, por parte del mismo pueblo, pero sin las posibilidades ciertas que se pueden todavía manejar. (O)